La varita perdida de Aurora



Luna vivía en el Bosque Encantado, donde jugaba y se divertía con sus amigos los duendes y hadas. A pesar de ser diferente, Luna era muy querida por todos, quienes admiraban su belleza única y su corazón bondadoso.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Luna escuchó un llanto proveniente de un claro cercano. Se acercó con curiosidad y descubrió a una pequeña hada llamada Aurora llorando desconsoladamente.

"¿Qué te sucede, querida Aurora?" preguntó Luna con preocupación. "Oh Luna, he perdido mi varita mágica y sin ella no puedo hacer que las flores florezcan ni que los arcoíris aparezcan en el cielo", respondió la hadita entre sollozos.

Luna decidió ayudar a su amiga Aurora a encontrar la varita mágica perdida. Juntas recorrieron cada rincón del Bosque Encantado, buscando entre las hojas y las piedras. Finalmente, después de mucho buscar, encontraron la varita mágica atrapada enredada en unas ramas.

Aurora abrazó a Luna emocionada y le agradeció por su ayuda. Con la varita mágica recuperada, el Bosque Encantado volvió a llenarse de vida y color. Las flores florecieron más hermosas que nunca y los arcoíris iluminaron el cielo con sus colores brillantes.

"Gracias Luna, sin tu ayuda no hubiera podido recuperar mi varita mágica", dijo Aurora emocionada. "No hay de qué amiga, siempre estaré aquí para ayudarte", respondió Luna con una sonrisa.

Desde ese día, Luna se convirtió en la protectora del Bosque Encantado junto a sus amigos duendes y hadas. Su corazón noble y su espíritu valiente inspiraban a todos los habitantes del bosque a ser amables y solidarios unos con otros.

Y así, Luna demostró que ser diferente era algo maravilloso y único; que lo importante no era cómo lucías por fuera sino quién eras en tu interior. Y gracias a su bondad y valentía, logró traer magia y alegría a todos los rincones del reino mágico.

FIN.

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