La vecibanda toominera y el misterio de los balones perdidos



En un día soleado, la vecindad de Txominera estaba revolucionada por un misterio que preocupaba a todos: ¡los balones de fútbol desaparecían misteriosamente de la cancha! Kaiet, Isaac, Diego, Paula, Chimy, Unai y Unax, siete amigos intrépidos y curiosos, decidieron formar la Vecibanda Txominera para resolver este enigma.

-¡Chicos, tenemos que descubrir quién se lleva los balones! -exclamó Kaiet, el líder de la pandilla.

-¡Sí, es una locura que desaparezcan de la nada! -agregó Diego.

Los amigos se pusieron manos a la obra y comenzaron a investigar. Descubrieron que los balones desaparecían siempre cuando la cancha estaba vacía, así que decidieron hacer guardia por la noche. Fue Chimy quien propuso la idea.

-¡Estoy seguro de que así descubriremos al ladrón de balones! -afirmó.

-¡Es una excelente idea! -exclamó Paula con entusiasmo.

Y así, los siete amigos se turnaron para vigilar la cancha cada noche. Pasaron horas, días y noches, pero no encontraron ninguna pista. Estaban a punto de rendirse cuando Unai recordó algo que había escuchado en la tienda de deportes.

-¡Chicos, creo que sé quién podría estar detrás de esto! -dijo emocionado.

-¿Quién? ¡Cuentanos! -exclamaron los demás.

Unai les contó que había escuchado a un grupo de chicos mencionar que necesitaban balones, pero no tenían dinero para comprarlos.

Entonces, la Vecibanda Txominera decidió tenderles una trampa. Pusieron un balón especial en la cancha y lo vigilaron desde lejos. No pasó mucho tiempo antes de que un grupo de chicos se acercara sigilosamente y se llevaran el balón.

Al día siguiente, la pandilla siguió a los chicos hasta un terreno baldío donde los vieron jugar con su balón. Los amigos se acercaron con amabilidad y les explicaron que podían usar la cancha comunitaria siempre y cuando cuidaran los balones y los devolvieran al final del día. Los chicos, avergonzados, aceptaron la propuesta. Desde ese día, la cancha de la vecindad siempre tenía balones para que todos jugaran, y la vecibanda txominera había resuelto con éxito el misterio de los balones perdidos.

FIN.

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