La Vela Que Volvió a Brillar
Había una vez en un rincón de un pequeño pueblo, una vela encendida que iluminaba con su suave luz el hogar de una humilde familia.
Era una vela especial, con un brillo único que alegraba a todos los que la rodeaban. Un día, la vela comenzó a derretirse lentamente, perdiendo su forma y viendo cómo se iba consumiendo poco a poco. - ¡Oh no, estoy desapareciendo! - exclamó la vela con tristeza. - No te preocupes, querida vela.
Aunque te estés derritiendo, siempre tendrás la capacidad de brillar - le dijo una gota de cera que caía al suelo. La vela, con esperanzas renovadas, continuó derritiéndose hasta convertirse en un charco de cera.
Pasaron los días y la familia decidió recoger la cera derretida para darle una nueva forma. Con mucho cuidado, la modelaron y la colocaron en un nuevo soporte. La vela, ahora solidificada en una nueva figura, volvió a encenderse.
- ¡Miren, he vuelto a brillar! - exclamó la vela emocionada. Desde ese día, la vela siguió iluminando el hogar con su resplandor renovado, recordando a todos que, aunque a veces nos derritamos, siempre podemos solidificarnos nuevamente y volver a brillar con fuerza.
FIN.