La Venganza de Roco el Sapo



Había una vez un sapo llamado Roco y un ratón llamado Tito. Eran los mejores amigos y cada tarde Roco dejaba su charca para cruzar el campo e ir a la casa de Tito.

Roco siempre decía:

"¡Hola, Tito! ¡Hoy el sol brilla espectacular para jugar!"

Tito, con su energía contagiosa, respondía:

"¡Así es, Roco! ¿Qué te gustaría hacer hoy?"

Un día, mientras Roco cruzaba el campo, notó que una sombra lo seguía. Era un ave grande que parecía tener hambre. El sapo se puso nervioso y se apresuró a llegar a la casa de su amigo. Cuando llegó, se lo contó a Tito.

"¡Tito! ¡Casi me convierte en almuerzo una ave enorme!"

"No te preocupes, Roco. Aquí estamos a salvo. Vamos a jugar al escondite. ¡Te buscaré primero!"

"¡Genial! Nunca me escondo tan bien como tú."

Roco se escondió detrás de un arbusto, pero mientras Tito contaba hasta diez, la sombra apareció de nuevo. La ave vio a Roco y se lanzó hacia él.

"¡Roco, cuidado!" gritó Tito mientras corría hacia su amigo.

En ese instante, Roco recordó un truco que había aprendido: saltar alto y desviar la atención. Cuando la ave estaba a punto de atraparlo, Roco dio un salto impresionante y gritó:

"¡Mirame, soy un sapo volador!"

La ave, confundida, paró en seco y se puso a mirar. Aprovechando la oportunidad, Tito se lanzó hacia Roco y lo llevó a un lugar seguro.

"¡Lo lograste!" exclamó Tito, emocionado.

"¡Gracias por ayudarme, Tito!"

Después de recuperar el aliento, Roco se sintió avergonzado de no ser tan rápido como Tito, pero el ratón le sonrió.

"Lo importante es que siempre estamos juntos, Roco. Hay momentos en que yo soy rápido y en otros eres tú."

De repente, un buen plan se formó en la mente de Roco.

"¿Y si trabajamos juntos para asustar a la ave? Tal vez podamos hacer que no vuelva más."

Tito estaba entusiasmado.

"¡Sí! Pero necesitamos un plan. Primero, tenemos que conocer más a la ave."

Los dos amigos se escondieron detrás de un árbol y observaron a la ave. Notaron que parecía bastante orgullosa y nunca se detenía a escuchar a los demás.

"¡Ya sé! Usemos eso a nuestro favor.¿Qué tal si le hacemos una trampa?"

"¡Perfecto! ¿Qué hacemos?"

Juntos, recolectaron hojas, piedras y palos. Prepararon todo para un gran espectáculo. Roco, con su voz de sapo, rugiría fuerte para llamar la atención de la ave, mientras Tito se ocultaría para darle sorpresa.

El día finalmente llegó. Roco se colocó en una piedra y empezó a gritar:

"¡Miren, miren! ¡Soy el gran sapo cantante! ¡Ash! ¡Mi canto puede ser la última canción que escuchen!"

La ave, curiosa, se acercó volando.

"¿Canto de sapo? Eso no puede ser. Voy a escuchar."

En ese instante, Tito salió de su escondite y gritó:

"¡Sorpresa! ¡No puedes comer a mi amigo!"

La ave, asustada por la aparición del ratón y el canto del sapo, voló en dirección contraria, prometiendo no volver. Roco y Tito se miraron, tambaleándose de risa.

"¡Lo logramos!" exclamó Roco.

"Sí, juntos somos un gran equipo. Siempre hemos sido fuertes juntos."

Desde ese día, Roco ya no tenía miedo de cruzar el campo, porque sabía que siempre podía contar con Tito. Y juntos vivieron más aventuras, demostrando que la verdadera amistad puede vencer cualquier obstáculo.

Así es como Roco el sapo y Tito el ratón aprendieron que el trabajo en equipo, la valentía y la confianza son las claves para superar los desafíos y que la verdadera amistad puede enfrentar cualquier reto.

FIN.

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