La venganza dulce de Lucas



Era un día soleado en el pequeño pueblo de Floravia, donde todos los niños jugaban en la plaza. Lucas, un niño carismático y siempre con una sonrisa, era querido por todos. Sin embargo, había un grupo de chicos liderados por Joaquín que había comenzado a murmurar cosas sobre él. Un día, mientras jugaban al fútbol, Joaquín hizo trampa y le echó la culpa a Lucas.

"¡Qué malo que sos, Lucas! Siempre te gusta hacerte el bueno" - gritó Joaquín, con una risa burlona.

"Pero yo no hice nada, Joaquín, ¡fue un accidente!" - protestó Lucas con tristeza.

Esa tarde, Lucas volvió a casa sintiéndose mal. Había sido traicionado por alguien en quien confiaba. Mientras miraba por la ventana, su amiga Sofía lo encontró.

"¿Qué te pasa, Lucas? Estás muy callado" - le preguntó Sofía, preocupada.

"Joaquín me traicionó hoy. Me puso en una situación horrible y ahora todos están riéndose de mí" - contestó Lucas, sintiéndose cada vez más herido.

Sofía lo miró con compasión y le dijo:

"No te dejes llevar por la venganza. Tal vez él no entiende lo que hace".

Pero Lucas solo podía pensar en cómo vengarse. Así fue como un plan comenzó a gestarse en su mente. Decidió que haría una travesura para devolverle el golpe a Joaquín.

Día tras día, Lucas y Sofía se reunían para llevar a cabo el plan. Un día, pusieron un globo de agua en la puerta de Joaquín, esperando que se empapara al abrirla. Sin embargo, en el último momento, Sofía tuvo otra idea.

"Lucas, ¿y si en vez de vengarte, le enseñamos una lección?" - sugirió Sofía entusiastamente.

Los dos se pusieron a pensar. Decidieron que en vez de hacerle una broma pesada, lo invitarían a jugar en un torneo de ping pong, donde Joaquín podía demostrar sus habilidades de una manera más amistosa.

Convencidos de su plan, se acercaron a Joaquín y le dijeron:

"Joaquín, estamos organizando un torneo de ping pong, ¿te gustaría participar?" - le preguntó Lucas con una sonrisa.

Sorprendentemente, Joaquín aceptó, aunque con mucha desconfianza.

"Pero, ¿por qué me invitan después de lo que pasó?" - preguntó Joaquín.

"Porque queremos que esto sirva para darnos una oportunidad de jugar juntos de nuevo, sin peleas" - respondió Sofía con un tono amigable.

El día del torneo, todos los chicos del barrio se juntaron, y Lucas, Sofía y Joaquín jugaron, rieron y compartieron momentos divertidos. Al final del día, Joaquín comprendió lo que había hecho mal y se disculpó sinceramente con Lucas.

"Lo siento, Lucas. No debí haberte traicionado. Eres un gran amigo" - dijo Joaquín con humildad.

Lucas, feliz con la sinceridad de Joaquín, respondió:

"Está bien, todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos".

Así, el grupo de amigos se volvió más fuerte y unió a todos los niños de Floravia, aprendiendo que la amistad es más valiosa que cualquier venganza. Lucas entendió que, a veces, la mejor respuesta ante la traición es el perdón y abrirse a la posibilidad de nuevas amistades y reconciliaciones. Desde ese día, los amigos hicieron un pacto: siempre jugarían juntos y se cuidarían mutuamente, asegurando que nunca más hubiera lugar para la traición en su pequeño mundo. Y así, Floravia se llenó de risas y armonía, donde todos aprendieron la importancia de la camaradería y el respeto.

FIN.

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