La venta de garage de Juan


Juan era un niño alegre y curioso. Le encantaba jugar con su hermano Lauti y pasar tiempo con sus amigos en el colegio. Pero, últimamente, Juan había notado que algo no estaba bien en casa.

Un día, mientras estaban almorzando en familia, Juan notó que su mamá Susi parecía triste y preocupada. Él decidió preguntarle qué le pasaba. "Mamá, ¿estás bien?", preguntó Juan con voz dulce.

Susi suspiró y miró a su hijo con tristeza en los ojos. "Estoy un poco preocupada por el trabajo de tu papá", dijo ella. Juan frunció el ceño.

No entendía muy bien qué significaba eso, pero sabía que debía hacer algo para ayudar a su mamá a sentirse mejor. "¿Qué puedo hacer yo para ayudarte?", preguntó Juan decidido. Susi sonrió y lo abrazó cariñosamente. "Solo necesito que seas el niño amoroso y divertido que eres siempre", dijo ella con ternura.

A partir de ese día, Juan se propuso ser aún más amable y cariñoso con todos los miembros de su familia.

Se aseguraba de darles un abrazo cada vez que podía y les hacía pequeñas sorpresas como prepararles una merienda especial o dibujarles un bonito cuadro. Pero las cosas empeoraron cuando Pedro perdió su trabajo. La situación económica de la familia se volvió muy difícil y todos estaban preocupados por cómo iban a salir adelante.

Una tarde, mientras jugaban en el patio trasero, Lauti le contó a Juan que había escuchado a sus padres hablar sobre la posibilidad de tener que mudarse de casa. "¿Qué significa eso?", preguntó Juan preocupado.

Lauti suspiró y le explicó que, si no encontraban un trabajo pronto, podrían perder su hogar. Pero Juan no se dio por vencido. Él sabía que debía hacer algo para ayudar a su familia. Así que decidió organizar una venta de garage en el patio trasero para recaudar dinero.

Invitó a todos sus amigos del colegio y les pidió ayuda para recolectar cosas para vender. La venta fue todo un éxito y lograron recaudar suficiente dinero como para pagar algunas cuentas importantes.

Todos estaban muy orgullosos de Juan y lo felicitaron por su iniciativa. Poco después, Pedro consiguió un nuevo trabajo y las cosas empezaron a mejorar en casa. La familia pudo mantener su hogar y todos estaban mucho más tranquilos.

Juan aprendió una valiosa lección durante esa difícil situación: siempre hay algo que podemos hacer para ayudar a los demás, incluso cuando parezca imposible.

Y él estaba dispuesto a seguir siendo ese niño amoroso y divertido que tanto quería ser, sin importar qué desafíos pudieran presentarse en el camino.

Dirección del Cuentito copiada!