La venta de pasteles del INCADE


Juan y Pedro eran dos amigos inseparables que vivían en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz. Un día, mientras paseaban por el parque, vieron un cartel que decía: "¡Inscripciones abiertas para el INCADE!".

- ¿Qué es el INCADE? - preguntó Juan. - No lo sé, pero suena interesante - respondió Pedro. Decididos a descubrir de qué se trataba, los dos amigos fueron al centro de la ciudad para obtener más información.

Allí conocieron a Ana, una joven voluntaria del INCADE que les explicó todo acerca del instituto. - El INCADE es un lugar donde niños y niñas pueden aprender habilidades importantes como liderazgo, trabajo en equipo y comunicación - dijo Ana -.

También ofrecemos talleres de música, arte y deportes. - ¡Eso suena genial! - exclamó Juan emocionado. - Pero... ¿cómo podemos inscribirnos? - preguntó Pedro con preocupación.

Ana les entregó unos formularios para completar y les dijo que debían escribir una carta contando por qué querían asistir al INCADE. Los amigos trabajaron juntos en sus formularios durante varios días hasta que finalmente los entregaron en la oficina del instituto. Unas semanas después, recibieron una carta confirmando su aceptación al programa.

Estaban muy entusiasmados por empezar las clases pero también nerviosos porque no sabían qué esperar. Al llegar al primer día de clases se encontraron con otros chicos y chicas de diferentes edades y lugares del país.

El ambiente era cálido y acogedor gracias a los profesores que siempre estaban sonriendo e incentivándolos a participar. - ¡Hola chicos! Yo soy la profesora Paula y seré su guía en el taller de liderazgo.

¿Están listos para aprender cosas nuevas? - dijo una mujer joven con un gran entusiasmo. - ¡Sí! - respondieron los niños emocionados. Durante las primeras semanas, Juan y Pedro aprendieron muchas cosas nuevas sobre liderazgo, trabajo en equipo y comunicación.

También participaron en talleres de música, arte y deportes. Se divirtieron mucho mientras aprendían habilidades que les serían útiles en el futuro.

Sin embargo, un día ocurrió algo inesperado: Ana les informó que debido a problemas económicos no podrían continuar con el programa del INCADE por más tiempo. Los niños se sintieron muy tristes al escuchar esto ya que habían encontrado allí un lugar donde podían aprender y divertirse juntos. Pero no se dieron por vencidos.

Decidieron organizar una venta de pasteles para recaudar fondos para el INCADE. Invitaron a todos sus amigos del pueblo y lograron vender muchos pasteles gracias al apoyo de la comunidad.

Con ese dinero pudieron financiar el programa durante varios meses más hasta que finalmente encontraron otros patrocinadores dispuestos a ayudarlos. Juan y Pedro aprendieron una valiosa lección sobre solidaridad y perseverancia gracias al INCADE. Descubrieron que cuando trabajan juntos pueden superar cualquier obstáculo y hacer grandes cosas por ellos mismos y por los demás.

Dirección del Cuentito copiada!