La ventana de los sueños


Había una vez un niño llamado Martín, que amaba los libros más que cualquier otra cosa en el mundo. Pasaba horas y horas sumergido en las páginas de aventuras, misterios y fantasías.

Su pasión por la lectura era tan grande que tenía una biblioteca entera llena de libros en su habitación. Un día, mientras exploraba un rincón olvidado de la biblioteca, Martín encontró una antigua ventana cubierta de polvo.

La ventana parecía estar fuera de lugar, ya que no recordaba haberla visto antes. Pero lo que más le llamó la atención fue el destello mágico que emanaba de ella. Martín se acercó con curiosidad y limpió cuidadosamente el polvo para poder ver a través del cristal.

Para su asombro, vio un mundo completamente diferente al otro lado: un paisaje lleno de colores brillantes y criaturas fantásticas. Sin pensarlo dos veces, Martín decidió abrir la ventana y adentrarse en aquel mundo maravilloso.

Al cruzar al otro lado, se encontró con un camino empedrado rodeado de árboles gigantes y flores luminosas. Mientras caminaba por aquel camino desconocido, escuchó risas provenientes detrás de unos arbustos cercanos.

Se acercó sigilosamente y descubrió a tres hombres sentados en círculo: eran nada menos que Julio Verne, J. R. R Tolkien y Roald Dahl. Martín estaba emocionado más allá de toda medida; había conocido a sus autores favoritos e inspiradores.

Los tres escritores lo recibieron con calidez y comenzaron a charlar sobre los libros y personajes que tanto amaba. "¡Martín! Nos alegra mucho verte aquí", dijo Julio Verne con una sonrisa. "Hemos oído hablar de tu amor por la lectura y queríamos conocerte".

"Sí, Martín, eres un niño especial", agregó Tolkien. "Tu imaginación es única y tienes el poder de crear mundos fantásticos en tu mente". "Y eso no es todo", intervino Dahl. "Queremos mostrarte algo realmente asombroso. Síguenos".

Los cuatro se adentraron en un bosque mágico lleno de criaturas increíbles: elfos, hadas y dragones. Cada paso que daban revelaba nuevas maravillas para Martín.

Después de un rato caminando, llegaron a un claro donde vieron una enorme montaña con una puerta gigante tallada en su base. "Esta es la Montaña de las Historias", explicó Verne emocionado. "Aquí reside el poder para dar vida a todos los personajes e historias que has leído".

Martín estaba fascinado mientras cruzaban la puerta y entraban a un salón lleno de libros flotantes en el aire. "Estos son tus libros favoritos, Martín", dijo Tolkien. "Aquí puedes conocer a todos los personajes que alguna vez te han cautivado".

Martín se acercó a uno de los libros flotantes y al abrirlo se encontró cara a cara con Sherlock Holmes. "Hola joven detective", saludó Holmes con una reverencia divertida. "¿Vienes buscando resolver algún misterio?"Martín rió emocionado mientras comenzaba a charlar con Holmes sobre sus aventuras más famosas.

A medida que avanzaba por la sala, Martín se encontró con personajes como Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan y Dorothy del Mago de Oz. Pasaron horas y horas charlando y compartiendo historias.

Martín aprendió lecciones valiosas sobre amistad, coraje y perseverancia de cada uno de los personajes que conocía. Finalmente, llegó el momento de despedirse.

Martín regresó a través de la ventana mágica a su propio mundo, pero sabía que siempre tendría un lugar especial en su corazón para aquel mundo fantástico lleno de libros y personajes increíbles. Desde ese día, Martín nunca dejó de leer ni perdió su amor por los libros.

Siempre recordaría esa maravillosa aventura donde descubrió que los libros pueden transportarnos a lugares mágicos y enseñarnos lecciones importantes sobre la vida. Y así fue como el niño que amaba los libros se convirtió en un adulto con una imaginación sin límites y una pasión inquebrantable por la lectura.

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