La ventana solidaria



Había una vez una mujer llamada Mercedes que vivía en una pequeña casa con su familia. Desde la ventana de su hogar, podía ver el vecindario y a todas las personas que pasaban por allí.

Mercedes era una mujer muy curiosa y le encantaba observar a sus vecinos. Cada día, se sentaba junto a la ventana y contaba historias sobre cada persona que veía.

Un día, mientras miraba por la ventana, vio a un niño llamado Juanito jugando solo en el parque. Juanito siempre estaba solo porque era nuevo en el vecindario y no conocía a nadie. Mercedes decidió ayudarlo y lo invitó a jugar con sus hijos.

Juanito aceptó emocionado la invitación y rápidamente se hizo amigo de los hijos de Mercedes: Martín y Valentina. Los tres pasaron horas jugando juntos en el parque, riendo y creando recuerdos maravillosos.

Pero un día, cuando Mercedes miraba por la ventana como siempre hacía, notó algo extraño: había un camión de mudanzas frente a la casa de Juanito. Parecía que se iba a mudar nuevamente. Preocupada por su amigo, Mercedes fue rápidamente hacia la casa de Juanito para averiguar qué estaba pasando.

Al llegar allí encontró al niño triste junto a su mamá. Resulta que habían perdido su trabajo y tenían que mudarse a otro lugar más barato. Mercedes no pudo evitar sentirse triste al escuchar esto, pero decidió hacer algo para ayudarlos.

Llamó a todos los vecinos del barrio y organizó una colecta para ayudar económicamente a la familia de Juanito. Gracias a la generosidad de todos, Mercedes pudo ayudar a su amigo y a su familia a encontrar un nuevo hogar.

La sonrisa en el rostro de Juanito y su mamá fue el mejor regalo que Mercedes podría haber recibido. Los días pasaron, y Mercedes siguió mirando por la ventana, pero esta vez lo hacía con una perspectiva diferente.

Ya no solo veía las historias de sus vecinos, sino que también se dio cuenta de que ella era parte de esas historias.

Un día, mientras observaba a través del vidrio, vio cómo los vecinos del frente estaban teniendo problemas para reparar su tejado. Sin dudarlo, Mercedes fue hacia allí y ofreció ayuda. Juntos trabajaron para solucionar el problema y los vecinos quedaron muy agradecidos.

A partir de ese momento, Mercedes entendió la importancia de ser solidaria y estar dispuesta a ayudar a los demás. Se dio cuenta de que cada uno tiene algo valioso para ofrecer al mundo si estamos dispuestos a ver más allá de nuestra propia ventana.

Y así continuó la historia de Mercedes y su familia desde aquel día en adelante: mirando por la ventana no solo para contar las historias del vecindario sino también para crear nuevas historias llenas de amor y amistad.

FIN.

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