La Verdad de Abril



Había una vez, en un frondoso árbol que se alzaba hacia el cielo, un reino mágico llamado Aertopia. En su interior vivía un hada llamada Abril. Tenía alas brillantes como el sol y una sonrisa que iluminaba los días más oscuros. Sin embargo, Abril cargaba un secreto: un dragón llamado Lucifero la había maldecido, obligándola a no mentir a sus reyes hasta que cumpliera los 16 años. Si alguna vez decía una mentira, se volvería cada vez más diminuta.

Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, Abril escuchó un susurro. Era Lía, una de sus mejores amigas, una mariposa cautivadora.

"Abril, ¿estás bien? Te veo un poco preocupada", dijo Lía.

"Estoy bien, solo... pensando", respondió Abril, recordando la maldición.

"¿Pensando en qué?" insistentemente preguntó Lía.

"Bueno, en cómo ser la hada más útil para nuestros reyes. Quiero traerles alegría y...", comenzó a decir Abril.

Abril se interrumpió; la verdad era que sentía una presión terrible por siempre decir la verdad.

Los días pasaron, y el cumpleaños de Abril se acercaba. Había soñado con un gran festival donde todos celebrarían junto a ella. Pero cada vez que pensaba en celebraciones, se sentía más pequeña y vulnerable ante la idea de la maldición de Lucifero.

El día del festejo llegó, y en su pueblo todos estaban entusiasmados. Pero cuando Abril fue a decir unas palabras en honor a sus reyes, se quedó paralizada.

"Queridos reyes, agradezco cada uno de ustedes, pero..."

"¿Pero qué, Abril?", preguntó el Rey Titanio, preocupado.

"No sé cómo decirlo, no puedo mentirles... pero siento que estoy lista para cumplir 16 años y necesito su ayuda", finalmente se atrevió a decir.

El rey y la reina se miraron sorprendidos.

"¿Necesitas nuestra ayuda para qué?", preguntó la reina Aria.

"Para romper la maldición de Lucifero. Quiero ser libre de decir lo que siento sin miedo a encogerme", dijo Abril, con voz temblorosa.

Los reyes mostraron su comprensión y pidieron a Abril que les contara todo sobre la maldición. A medida que hablaba, se dio cuenta de que había algo extraordinario en la verdad. Había poder en ser honesta y ser genuina.

"Abril, la verdad siempre es un regalo, y no deberías tener miedo de ser quien eres. Vamos a enfrentarlo juntos", aseguró el Rey Titanio.

Empezaron a planear cómo enfrentarse a Lucifero. Reunieron a todos los habitantes del árbol, quienes no dudaron en unir fuerzas. Cuando el dragón llegó, estaba listo para asustar a todos.

La reina Aria se plantó firme:

"Lucifero, venimos en paz. ¡No hay razón para que sigas atormentando a nuestra hada!"

"¿Qué? ¿Una hada que no puede mentir? ¡Qué interesante! ¿Y si mientes, qué pasa?", rió Lucifero.

"Cada mentira me hace más diminuta y me aleja de ser quien soy. ¡No quiero seguir así!", exclamó Abril con valor.

El dragón quedó sorprendido por la valentía de Abril.

"¿Y qué pasaría si decidiera dejarte libre?", preguntó Lucifero.

"Si eres capaz de darle a alguien la oportunidad de ser él mismo, te harás más grande que los consejos que sueltas a los demás", contestó julio, un patito que se había sumado a la defensa.

Lucifero, tras escuchar esas palabras, reflexionó. Tal vez su propia maldición lo había hecho más pequeño de corazón.

- En ese caso, antes de que cumplas 16, voy a liberar a Abril de su maldición. Te prometo que no volverás a encogerte nunca más.

Así, un rayo de luz brilló en el árbol mágico, y el reino celebró la nueva libertad de Abril.

Desde ese día, la hada aprendió que la verdad es una fuerza poderosa, y que ser fiel a sí misma no solo era un regalo, sino también una forma de inspirar a otros a ser valientes y honestos. A medida que los años pasaron, Abril se convirtió en un símbolo de valentía y autenticidad en Aertopia, y su amistad con Lía solo se hizo más fuerte.

"Siempre serás tú misma, Abril", decía Lía.

"Así como tú, amiga. Juntas podemos volar alto", respondía Abril, llena de gratitud por haber aprendido la lección más importante de todas.

FIN.

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