La Verdad del Bosque



Era un hermoso día de primavera, y Pepé, el conejo curioso y honesto, había encontrado el lugar perfecto para tomar un baño de sol. Acostado sobre la suave hierba del bosque, disfrutaba del cálido rayo de sol que iluminaba su suave pelaje. Sin embargo, la paz de su descanso se vio interrumpida por un ruido sospechoso detrás de él.

"¿Quién anda por ahí?" - preguntó Pepé dando un salto y volviéndose rápidamente, con las orejas bien altas, escuchando atentamente.

Para su sorpresa, se encontró cara a cara con Suri, una tortuga juguetona conocida por su naturaleza traviesa.

"¡Hola, Pepé!" - saludó Suri con una gran sonrisa. "Vine a verte porque tengo algo increíble para contarte."

Pepé, con gran curiosidad, le animó a seguir.

"¿Qué es tan increíble, Suri?"

"He encontrado un tesoro escondido en el fondo del lago. ¡Es un montón de monedas brillantes!" - exclamó Suri, gesticulando emocionada.

"¿De verdad?" - preguntó Pepé, entusiasmado pero también escéptico. "Nunca había oído de un tesoro en el lago. ¿Cómo lo encontraste?"

"Oh, ¡fue fácil! Solo tuve que bucear un poco y ahí estaban, ¡brillando hermosamente!" - respondió Suri, tratando de sonar convincente.

Pepé rió suavemente. "Suri, todos sabemos que las tortugas no son muy buenas para bucear. No creo que sea cierto lo que dices."

Suri se sintió un poco incómoda, pero rápidamente ideó otra mentira.

"Está bien, Pepé. Te lo mostraré. Si no crees en mí, ¡ven conmigo al lago y verás!" - insistió Suri, buscando una manera de convencerlo.

Solamente por curiosidad, Pepé decidió seguir a Suri. Mientras caminaban, la tortuga comenzó a hablar sobre muchas otras 'aventuras' que había tenido, fantaseando sobre desafíos que nunca existieron.

"... y una vez luché contra un dragón, ¡y gané!" - decía Suri, mientras Pepé hacía esfuerzos por no reírse.

Cuando llegaron al lago, Pepé se dio cuenta de que el agua estaba tranquila y relucía con el reflejo del sol. Sin embargo, no había signo de monedas brillantes.

"Suri, no hay nada aquí. ¿Dónde está el tesoro?" - preguntó Pepé, mirándole con curiosidad.

Suri sintió un nudo en el estómago. Había prometido algo que no podía cumplir. "Bueno, tal vez sólo estaba bromeando..." - dijo nerviosa.

Pepé, muy sincero, le explicó "Suri, no me molesta que me digas cosas divertidas, pero es importante ser honesto. Si sigues hablando sobre cosas que no son verdad, nadie te va a creer cuando realmente te suceda algo importante."

Suri bajó su cabeza, dándose cuenta de que Pepé tenía razón. "Lo siento, Pepé. A veces sólo quiero hacerme ver interesante. Pero no quiero que pienses que soy una mentirosa. No era mi intención."

"No te preocupes, Suri. Todos podemos mejorar. Y es bueno contar historias, pero la verdad también es valiosa. Quizás podrías contar anécdotas divertidas que sean verdaderas. ¡Seguro que tendrías muchas!" - sugirió Pepé, mientras sonreía.

Suri, sintiéndose mejor, se dio cuenta de que verdaderamente tenía muchas aventuras que contar. "Tienes razón, Pepé. Puedo contarte sobre aquella vez que ayudé a un pajarito a volar por primera vez, ¡fue genial!"

Desde ese día, Suri se comprometió a ser más honesta sobre sus aventuras, y antes de lo que ambos esperaban, el bosque se llenó de risas cuando contaba historias divertidas que realmente habían sucedido. Pepé también aprendió que la curiosidad y la verdad podían ir de la mano, y juntos, disfrutaron aún más de sus días soleados en el bosque.

Así, Pepé y Suri forjaron una hermosa amistad, basada en la honestidad y la diversión. Y mientras tomaban un baño de sol, sabían que la verdad siempre sería su mejor tesoro.

FIN.

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