La verdad siempre triunfa
En un mundo sin mentiras, todos los habitantes eran conocidos por su honestidad y transparencia. No había secretos ni engaños, todo era claro como el agua.
Carlos era uno de ellos, siempre decía la verdad y se esforzaba por hacer lo correcto. Un día, Carlos estaba jugando con sus amigos en el parque cuando accidentalmente rompió una ventana de una casa cercana.
Los demás niños le dijeron que no dijera nada y que simplemente se fuera del lugar antes de que alguien lo descubriera. Pero Carlos sabía que eso no era correcto. Al llegar a casa, Carlos fue directamente con su padre y le contó lo sucedido.
Su padre lo escuchó atentamente y le dijo:"Carlos, cometiste un error pero hiciste lo correcto al decir la verdad. Ahora debemos reparar ese daño".
Juntos fueron a la casa donde había ocurrido el accidente y hablaron con los dueños para disculparse por lo sucedido y ofrecerse a pagar los gastos de reparación. Los dueños de la casa quedaron sorprendidos por la honestidad de Carlos y aceptaron las disculpas ofrecidas.
A partir de ese momento, Carlos se sintió mucho mejor consigo mismo al haber hecho lo correcto en vez de ocultar la verdad. Además, sus amigos también aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de ser honestos incluso cuando cometen errores.
Desde entonces, Carlos se aseguró siempre de pensar antes de actuar para evitar cometer más errores en el futuro. Y así continuó viviendo en un mundo sin mentiras donde todos eran felices gracias a su honestidad y transparencia.
FIN.