La Verdadera Belleza



Había una vez en la selva un grupo de animales que vivían en armonía. Entre ellos se encontraban una zorra y una pantera.

La pantera era conocida por su belleza física y siempre se preocupaba por lucir impecable, mientras que la zorra se sentía hermosa no por su apariencia externa, sino por la belleza de su espíritu. Un día, la pantera decidió organizar un concurso de belleza para todos los animales de la selva.

Estaba segura de que ganaría sin ninguna dificultad debido a su impresionante aspecto físico. La noticia del concurso se extendió rápidamente entre los habitantes del bosque, y todos los animales comenzaron a prepararse para participar.

La zorra, aunque no estaba interesada en competir basándose en su apariencia física, decidió participar para demostrarles a todos que la verdadera belleza reside en el corazón y el espíritu. Confiaba en que podía enseñarles una valiosa lección sobre lo superficial.

El día del concurso llegó y todos los animales estaban ansiosos por mostrar sus atributos físicos ante el jurado compuesto por otros animales prominentes de la selva. La pantera estaba segura de que ganaría fácilmente, mientras que la zorra simplemente sonreía confiada.

Uno a uno fueron desfilando los concursantes mostrando sus mejores cualidades físicas: las aves exhibieron sus plumas coloridas, los monos mostraron sus ágiles movimientos y las mariposas desplegaron sus hermosas alas multicolores. Finalmente llegó el turno de la zorra.

Mientras caminaba hacia el escenario, se podía ver en su mirada una luz especial que irradiaba confianza y alegría. A medida que avanzaba, los animales murmuraban entre sí preguntándose qué podría tener de especial esta zorra.

Cuando la zorra llegó frente al jurado, no hizo ningún gesto para mostrar su apariencia física. En cambio, comenzó a contar historias sobre las bondades y virtudes de cada uno de los participantes del concurso.

Habló de cómo las aves llenaban el cielo con su hermoso canto, de la agilidad y destreza de los monos en los árboles y del delicado vuelo de las mariposas.

A medida que la zorra hablaba, todos los animales presentes se dieron cuenta de lo equivocados que estaban al valorar únicamente la belleza externa. La belleza verdadera estaba en las acciones y cualidades internas que cada animal poseía. El jurado quedó impresionado por la perspectiva única y sabia de la zorra.

Decidieron otorgarle el premio a ella como reconocimiento a su verdadera belleza interior. La pantera, por otro lado, aprendió una valiosa lección sobre lo superficial y se sintió avergonzada por haber juzgado a otros basándose solo en su apariencia física.

Desde ese día, tanto la pantera como todos los demás animales comprendieron que lo realmente importante era cultivar un espíritu hermoso y bondadoso en lugar de obsesionarse con la apariencia física.

Y así vivieron felices en armonía valorando siempre lo mejor dentro del corazón de cada uno. Fin.

FIN.

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