La Verdadera Historia del Lobo



Era una soleada mañana en el bosque. El sol brillaba entre las hojas y los pájaros cantaban alegres. Me llamo Lobo y hoy quiero contarles mi historia. Todos creen que soy un feroz depredador, pero en realidad, solo soy un lobo que quiere comer un rico y delicioso pastel.

Ilustración: Un lobo con una gorra de cocinero, mirando una receta de pastel.

Desde que era pequeño, soñaba con ser un gran chef. Mis abuelos siempre me contaban sobre el famoso pastel de frutas que hacía la abuela de Caperucita Roja. "¡El mejor pastel del mundo!"- decía. Así que decidí que debía probarlo por mí mismo.

Un día, mientras buscaba frutas para mi pastel en el bosque, vi a una niña con una capa roja caminando. Era Caperucita. Estaba tan concentrada en su cesta que no se dio cuenta de que yo estaba cerca. Me acerqué a ella con curiosidad. "Hola, pequeña, ¿a dónde vas con esa cesta tan linda?"-

Caperucita me miró con sorpresa, pero luego sonrió. "Voy a casa de mi abuela. Le llevo unas cosas ricas de comer"-.

¡Eso era lo que necesitaba!"¿Puedo acompañarte? Estoy buscando frutas para un pastel y podría usar tu ayuda"- propuse, intentando sonar lo más amigable posible. Pero Caperucita, asustada, se alejó un poco. "No, gracias, mejor sigo sola"- dijo.

Ilustración: Caperucita roja alejándose del lobo con una expresión de asombro.

Me sentí triste. Solo quería hacerme amigo de ella y aprender a hacer un pastel. Así que decidí buscar las frutas yo mismo. Natalie, la zorra, me recomendó un hermoso huerto al otro lado del bosque. Fui con mucho entusiasmo y llené mi cesta de las frutas más frescas.

Ilustración: El lobo cosechando frutas en un hermoso huerto rodeado de flores.

Pero al regresar, vi a Caperucita atravesando el bosque. "¿Qué haces tú aquí?"- preguntó con desconfianza.

"Solo buscaba las mejores frutas para hacer un pastel. Pero si tú haces el favor de no asustarte, me encantaría compartir mi receta contigo"-. Su mirada cambió al escuchar la palabra 'receta'.

"¿De verdad?"- preguntó, intrigada. "¡Sí! Pero necesito tu ayuda. Tú conoces a tu abuela, ¿verdad?"- Le sonreí, con la esperanza de que aceptara.

Caperucita pareció pensar un momento. "¿Y qué hay de la historia del lobo feroz?"-

"Esa es solo una historia, querida. Pero la realidad es que soy un lobo que solo quiere aprender a cocinar. Por favor, permíteme demostrarte que no soy como dicen los demás"-

La niña dudó, pero finalmente accedió. Acordamos cocinar juntas para su abuela y yo, a cambio, le aprendería a hacer su famoso pastel de frutas.

Ilustración: Caperucita y el lobo trabajando juntos en la cocina, riendo y disfrutando.

Mientras cocinábamos, nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común. Ambas amamos la naturaleza y nos gustaba explorar. ¡Nos divertimos tanto que olvidamos el miedo! Después de un rato, el olor del pastel llenó la casa de la abuela.

"Suena delicioso, niños"- dijo la abuela al entrar.

"Hicimos un pastel muy especial para ti, abuela"- respondió Caperucita, que ya no temía al lobo. "Y el lobo, en lugar de asustarnos, nos ayudó"-.

La abuela sonrió al vernos felices en la cocina. Nadie había dicho que un lobo no podía ser parte de la familia. Desde ese día, el lobo se convirtió en un gran amigo de Caperucita y su abuela, y juntos aprendieron a hacer los mejores pasteles del bosque.

Ilustración: El lobo, Caperucita y la abuela disfrutando del pastel que prepararon juntos.

Así que, si alguna vez escuchás la historia del lobo feroz, no olvides que a veces, la realidad es muy diferente de lo que se cuenta. ¡Incluso los lobos pueden ser buenos amigos si nos damos una oportunidad! Al final, aprendí que la bondad y la amistad pueden crecer en los lugares más inesperados.

Ilustración: Un grupo de animales del bosque sentados juntos, riendo y compartiendo un pastel.

FIN.

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