La Videollamada Sorpresa



Era un día soleado en Andalucía, y mientras los antiguos compañeros de la universidad se reunían para celebrar su reencuentro navideño, Ricis miraba por la ventana de su casa, sintiéndose un poco triste porque no podía unirse a ellos. Para hacerle la vida un poco más alegre, sus amigos Garfun, Peca, Merca, Obi y Heidi decidieron hacerle una videollamada sorpresa.

"¡Hola, Ricis!", gritó Garfun al instante que la videollamada se conectó.

"¿Qué está pasando?", preguntó Ricis, sorprendida al ver a todos sus amigos en la pantalla.

"Queríamos hacerte compañía en este día tan especial", respondió Peca con una sonrisa.

"Sí, ¡y en vez de una reunión, haremos una fiesta virtual!", agregó Merca entusiasmada.

"No hay nada mejor que la amistad", dijo Obi mientras sacaba un sombrero festivo.

"¡Y hay que celebrar, aunque sea por la pantalla!", exclamó Heidi, mostrando unos globos de colores.

Ricis no podía contener su alegría. Sus amigos habían pensado en ella, y eso ya era un gran regalo. Comenzaron a charlar acerca de sus vidas, recordando los divertidos momentos que compartieron en la universidad.

"¿Te acordás cuando hicimos aquella presentación en la que todo salió mal?", rió Peca.

"¡Claro! La profesora casi nos echa del aula", contestó Ricis entre risas.

Mientras hablaban, Garfun, que siempre había sido un poco tierno, tuvo una idea brillante.

"Podemos hacer un concurso de talentos. ¡Cada uno mostrará algo especial!"

"¡Sí! Eso suena divertido", dijo Merca, con mucha energía.

Así que cada uno se preparó. Ricis comenzó a cantar una canción con su guitarra, mientras Garfun mostraba sus habilidades en la cocina, preparando unos deliciosos alfajores.

"¡Mirá esto!", dijo mientras unía las galletas.

"Espero que traigas algunos para el próximo reencuentro", bromeó Obi.

Cuando llegó el turno de Heidi, decidió hacer una pequeña obra de teatro con muñecos que había hecho ella misma.

"¡Bienvenidos al espectáculo de marionetas de Heidi!", anunció con voz de presentadora.

"¡Increíble! , no sabía que tenías ese talento", comentó Ricis, maravillada.

Era un momento maravilloso, lleno de risas, recuerdos y cariño. Pero, de pronto, el internet de Obi comenzó a fallar y su imagen se congeló.

"Oi, Obi, ¡despertate!", gritó Merca, pero nadie podía oírlo.

"Parece que el internet se está rebelando", se rió Garfun.

Al principio, se sintieron un poco desilusionados, pero luego, Ricis tuvo otra brillante idea.

"Mientras Obi intenta reconectarse, ¡nosotros podemos contar historias de nuestros días en la universidad!"

Los chicos comenzaron a contar anécdotas graciosas y emocionantes que vivieron juntos.

"¿Te acordás de la vez que nos disfrazamos para la fiesta de disfraces?", preguntó Peca.

"¡Y terminamos bailando en el escenario!", recordó Merca entre risas.

Después de un rato, Obi finalmente logró reconectar su internet.

"¡Estaba perdido en mi propio universo!", exclamó mientras todos aplaudían.

Para cerrar la videollamada, decidieron hacer un brindis virtual.

"Por las amistades que perduran a lo largo del tiempo", propuso Heidi.

"¡Y que todos los años tengamos más motivos para celebrar juntos!", agregó Garfun.

"¡Salud!", gritaron todos al unísono, levantando sus vasos y sonriendo.

La videollamada terminó, pero todos sintieron que estaban un poco más cerca, a pesar de la distancia.

"La amistad es un regalo que siempre podemos compartir", reflexionó Ricis.

"Sí, y aunque no estemos en el mismo lugar, siempre encontraremos una forma de estar juntos", concluyó Peca con un guiño.

Aquella video llamada fue más que un simple encuentro en línea; fue un recordatorio de que la verdadera amistad jamás se quiebra, sin importar la distancia. Así, cada uno volvió a sus casas con una sonrisa en el rostro, recordando ese entrañable reencuentro en el corazón.

FIN.

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