La Videollamada Sorpresa



Era una noche clara y estrellada en Buenos Aires. Garfun, Peca, Merca, Billy Obi y Heidi se habían reunido en casa de Garfun para el reencuentro de antiguos universitarios. Sin embargo, había una ausencia que pesaba en el aire: Ricis no podía estar con ellos. Desde que se había mudado a Hungría para seguir sus sueños de ser chef, había hecho todo lo posible por ser parte de sus aventuras, pero este año no podía.

"Chicos, qué bajón que no está Ricis", dijo Peca, mirando por la ventana.

"Sabés qué, podríamos hacerle una videollamada sorpresa, así se siente más cerca", sugirió Merca, con una sonrisa traviesa.

"¡Es una excelente idea!", exclamó Billy Obi.

"Bueno, ¿quién se anima a hablarle y organizarlo?", preguntó Heidi.

Garfun tomó la iniciativa y, con un par de clics, logró que todos estuvieran listos para la llamada. A los pocos instantes, la pantalla se iluminó con la imagen de Ricis, quien se sorprendió al ver a sus amigos.

"¡Hola, chicos!", dijo Ricis, con una gran sonrisa, desde su cocina en Hungría, rodeada de ingredientes frescos.

"¡Sorpresa! Te extrañamos mucho", gritaron todos al unísono.

"¿Qué están haciendo ustedes?", preguntó Ricis, mientras picaba algunas verduras.

Cada uno comenzó a contarle sus novedades:

"Yo comencé un nuevo proyecto de arte en la facultad y estoy muy entusiasmada", dijo Peca, iluminando su rostro.

"Yo estoy escribiendo un libro de historias que se llama 'Cuentos de una Noche Estrellada'", compartió Merca.

"Yo me estoy preparando para una competencia de baile, ¡estoy ensayando todos los días!", agregó Billy Obi, moviendo sus brazos como si estuviera bailando.

"Y yo he decidido adoptar un perro. Se llama Rocky y es muy juguetón", mencionó Heidi, sonriendo.

Ricis escuchaba atenta, con los ojos brillantes.

"¡Qué emocionante todo! Estoy tan orgullosa de ustedes", dijo, mientras comenzaba a preparar un platillo húngaro.

"¡Contanos de tu vida allá!", pidió Garfun.

"Es hermoso, la cultura es muy rica, hay tantos sabores y colores", comenzó.

"Ayer hice un curso de cocina tradicional, aprendí a hacer un gulash. Y el mercado de la ciudad es genial, tienen todo tipo de especias", explicaba mientras mostraba algunos productos.

Pero, de repente, su mirada se tornó un poco melancólica.

"Aunque, a veces me siento un poco sola. No tengo gente conocida aquí".

"Eso pasa a veces cuando uno está lejos. Pero, ¿sabes qué? Siempre estamos contigo, aunque estemos lejos", dijo Peca, con un tono reconfortante.

Ricis sonrió, comprendiendo que tiene a sus amigos apoyándola a pesar de la distancia.

"Es cierto, siento que puedo contar con ustedes", respondió Ricis.

La conversación fluyó con alegría y risas, haciendo que la distancia pareciera intrascendente.

Luego, Merca tuvo una idea brillante.

"¿Y si hacemos un concurso de cocina? Cada uno prepara un platillo típico de su lugar y al final, hacemos una video llamada de degustación".

"¡Me encanta!", respondió Billy Obi.

"¡Ricis, tendrás que enseñarnos tus platos húngaros!", agregó Garfun con emoción.

Ricis, lejos de sentirse abrumada, se iluminó.

"¿Por qué no hacemos una competencia? Yo les enseño a ustedes y ustedes me enseñan a mí. ¡Así nos conocemos más!"

"¡Trato hecho!", contestaron todos, entusiasmados.

La llamada terminó con risas, planes de cocina y la promesa de mantenerse más conectados.

Así, aunque no podían reunirse físicamente, la amistad y el amor que compartían los mantuvo cerca.

Y mientras Ricis se despedía, llenita de calor y felicidad por la sorpresiva videollamada, se dio cuenta de que, aunque a veces la vida puede parecer solitaria, siempre se puede encontrar una manera de permanecer unidos a los que se ama.

FIN.

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