La Vieja del Bosque y la Niña de las Estrellas



Era una noche estrellada en el pequeño pueblo de Valle Verde. La luna brillaba como nunca y las estrellas titilaban en el cielo, creando un espectáculo que encantaba a todos. En los límites del pueblo se extendía un denso y misterioso bosque, conocido por los cuentos que contaban sus habitantes. Se decía que en lo más profundo del bosque vivía una viejita que sabía muchas historias mágicas.

Una niña llamada Lucía, curiosa y llena de energía, había escuchado las leyendas sobre la Vieja del Bosque. "Mamá, voy a buscar a la Vieja del Bosque esta noche!" - dijo emocionada.

"Es muy tarde, Lucía. Además, el bosque es un lugar misterioso. No es seguro ir sola a estas horas" - respondió su madre, preocupada.

Pero Lucía no podía resistir la tentación. Así que, al caer la noche, se puso un abrigo, tomó una linterna y salió sigilosamente de su casa. Al llegar al bosque, todo estaba en silencio, excepto por el suave susurro del viento entre los árboles.

Mientras avanzaba, vio sombras que danzaban con la luz de su linterna. De repente, escuchó un crujido entre los arbustos. "¿Quién anda ahí?" - preguntó, con un poco de miedo.

Del arbusto salió una pequeña ardillita. "¡Hola! Soy Chi, la ardilla más curiosa de este bosque. ¿Qué haces aquí tan tarde?" - exclamó.

"Busco a la Vieja del Bosque!" - dijo Lucía, tratando de parecer valiente.

Chi, con sus ojos brillantes, respondió: "¡Oh! La Vieja del Bosque es maravillosa, pero muy excéntrica. Si quieres encontrarla, necesitarás ayudarme a recolectar nueces antes. Ella las adora!"

Aún un poco asustada, Lucía aceptó. Juntas, recolectaron nueces mientras conversaban sobre las estrellas y los sueños. "¿Cuál es tu sueño, Lucía?" - preguntó Chi.

"Quiero conocer todas las historias del mundo!" - respondió con entusiasmo. "Y quizás, contar alguna yo misma."

"Eso es un gran sueño! Conocer historias te hace valiente. Pero hay que ser amables también, así que no olvides ayudar a otros en el camino" - sugirió Chi.

Después de un rato, lograron llenar una pequeña bolsa de nueces. "Ahora sí, vamos a buscar a la Vieja!" - dijo Chi, dando saltitos de emoción.

Llegaron a un claro, donde una cabaña pequeña iluminada por una luz cálida los esperaba. "¡Estamos aquí!" - gritaron juntas, tocando la puerta. La puerta se abrió lentamente y apareció una anciana con un gorro puntiagudo y una sonrisa amable. "¡Oh, mi querida Chi! Y tú, pequeña, ¿qué te trae por aquí?" - dijo la Vieja.

"He venido a conocerte y a escucharte contar historias!" - dijo Lucía, un poco nerviosa.

"Así que quieres escuchar historias, eh? Ven adentro, pero primero, debes prometerme algo." - comentó la Vieja con picardía. "¿Prometes que llevarás la bondad de tus aventuras en tu corazón?"

"¡Lo prometo!" - exclamó Lucía, con un brillo en los ojos. Entonces entraron en la cabaña y la Vieja comenzó a contar historias sobre hadas y gigantes, sobre mares y cielos estrellados. Cada historia era un mundo lleno de magia que hacía volar la imaginación de Lucía.

Tras horas de relatos, la Vieja miró a Lucía y le dijo: "Los sueños se hacen realidad cuando compartimos nuestras historias y ayudamos a los demás. Recuerda, cada vez que cuentes una historia, enciendes la chispa de la imaginación en los corazones de quienes te escuchan."

Lucía asintió, comprendiendo que su deseo de conocer y contar historias iba más allá de ella misma; era una manera de conectar con el mundo.

Al llegar la mañana, Lucía se despidió de la Vieja y de Chi. "¡Gracias por todo! Volveré pronto!" - prometió.

Al regresar al pueblo, el sol asomaba por el horizonte y las aves cantaban. Lucía sabía que había encontrado no solo la magia de una noche, sino una nueva misión: contar historias llenas de sueños, bondad y amistad. Y así, la niña de las estrellas se convirtió en la narradora del pueblo, llevando luz y alegría a cada rincón.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!