La visita inesperada


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, dos hermanitas mellizas llamadas Titi y Margui. Ellas vivían con su tía Namchi, ya que sus padres habían tenido que viajar lejos por motivos de trabajo.

Titi y Margui eran muy unidas, siempre jugaban juntas y se cuidaban mutuamente. Un día, mientras paseaban por el bosque cercano a su casa, las mellizas encontraron un cachorrito abandonado.

Estaba sucio y hambriento, pero tenía unos ojitos brillantes llenos de ternura. Sin dudarlo, decidieron llevarlo a casa para cuidarlo y darle amor. "Tía Namchi, ¡mira lo que encontramos en el bosque! ¿Podemos quedarnos con él?" -dijeron emocionadas las niñas.

La tía Namchi los miró con tristeza y les explicó que no podían quedarse con el cachorrito porque ya tenían muchas responsabilidades y no podían ocuparse de otra mascota.

Las mellizas sintieron un nudo en la garganta al escuchar esas palabras, pero sabían que debían respetar la decisión de su tía. "Lo llevaremos al refugio de animales para que lo cuiden", dijo la tía Namchi tratando de consolarlas. Las mellizas asintieron con tristeza y se despidieron del cachorrito con lágrimas en los ojos.

Lo llevaron al refugio donde les aseguraron que lo cuidarían bien y encontrarían un hogar amoroso para él. Los días pasaron y las mellizas seguían pensando en el cachorrito perdido. Se sentían vacías sin su presencia alegre en casa.

La tía Namchi notó la tristeza de las niñas e ideó un plan para hacerlas sonreír nuevamente. Una tarde, la tía Namchi llevó a Titi y Margui a visitar el refugio de animales donde habían dejado al cachorrito.

Para sorpresa de las mellizas, allí los esperaba el pequeño perro ahora limpio, sano y feliz. Había sido adoptado por una familia amorosa que prometió cuidarlo siempre.

Las lágrimas de tristeza se convirtieron en lágrimas de alegría para Titi y Margui al ver al cachorrito correr hacia ellas moviendo la cola emocionado. La tía Namchi les explicó que aunque fue duro despedirse del perrito, saber que estaba bien les llenaba el corazón de felicidad.

Desde ese día, Titi and Margui entendieron que aunque algunas situaciones sean difíciles o tristes en un principio, siempre hay una luz al final del camino si tenemos fe y confianza en el futuro.

Aprendieron a valorar los momentos felices vividos junto al cachorrito rescatado y guardaron esa experiencia como un tesoro en sus corazones para siempre.

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