La visita nocturna al zoológico



En una hermosa ciudad, en un edificio muy alto, vivía un niño muy especial llamado Juan. Juan era un niño negro de cabello crespo que vivía en el décimo piso del edificio. Le encantaba mirar por la ventana y soñar despierto con aventuras increíbles. Una noche, mientras miraba por la ventana, algo asombroso sucedió. Una jirafa gigante apareció de la nada y miró directamente a Juan. Juan se quedó sorprendido, pero no tuvo miedo. La jirafa, con una sonrisa amistosa, le habló a Juan.

"Hola, Juan. Soy Gertrudis, la jirafa. ¿Te gustaría venir conmigo al zoológico? Tengo amigos allí que me encantaría presentarte."

Juan no podía creer lo que estaba escuchando, pero al instante asintió con entusiasmo. Gertrudis lo tomó suavemente con su larga lengua y juntos se dirigieron al zoológico vecino.

Al llegar al zoológico, Juan se encontró con los amigos de Gertrudis: dos monos juguetones, un hipopótamo soñoliento, un elefante majestuoso, un canguro saltarín, un cerdo simpático y un león majestuoso. Juan estaba tan emocionado que no sabía qué hacer primero.

"Hola, Juan. Soy Simón, el hipopótamo. ¿Quieres darnos un paseo por el zoológico? Tenemos muchas aventuras emocionantes que compartir contigo", dijo Simón con una sonrisa amistosa.

Juan asintió con entusiasmo y se unió al grupo de amigos animales. Juntos recorrieron el zoológico, aprendiendo sobre la naturaleza, la importancia de cuidar a los animales y la diversidad de la vida salvaje. Cada animal compartió historias emocionantes y fomentó la curiosidad de Juan por el mundo que lo rodeaba.

Después de un tiempo increíble en el zoológico, Gertrudis llevó a Juan de vuelta a su casa. Antes de despedirse, cada uno de los animales le dio a Juan un regalo especial: el elefante le entregó un libro sobre la vida salvaje, el león le dio un peluche suave, el canguro le enseñó a saltar como un verdadero canguro, los monos le mostraron cómo columpiarse de árbol en árbol, el cerdo le enseñó a disfrutar de las cosas sencillas y Simón, el hipopótamo, le dio un gran abrazo de despedida.

Juan regresó a su habitación con el corazón lleno de alegría y la mente llena de nuevas experiencias. Desde esa noche, Juan siempre recordó la maravillosa aventura que vivió con sus amigos del zoológico. Aprendió la importancia de la amistad, el respeto por la naturaleza y la diversidad de la vida en el planeta. Cada noche, antes de dormir, miraba por la ventana y sabía que siempre habría un mundo de aventuras esperando por él.

FIN.

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