La visita sorpresa



Lautaro vivía en una pequeña ciudad rodeada de montañas y ríos, junto a su mamá. Aunque estaba feliz con ella, sentía que algo le faltaba: extrañaba mucho a su papá.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Lautaro les contó lo mucho que quería irse a vivir con su papá.

Sus amigos lo escucharon atentamente y luego uno de ellos dijo:- ¡Pero Lautaro! ¿No te gusta vivir aquí? Tenemos un parque tan lindo para jugar y la mejor heladería del mundo. Lautaro asintió, pero no podía evitar pensar en su papá. Él quería estar cerca de él y conocer al nuevo integrante de la familia: Benjamin.

Mientras tanto, la mamá de Lautaro estaba preocupada por él. Sabía que extrañaba a su papá y quería hacer algo especial para ayudarlo. Así que decidió llamarlo por teléfono. - Hola amor -dijo el papá al otro lado del teléfono-.

¿Cómo estás? - Bien papá -respondió Lautaro-, pero te extraño mucho. El papá se puso triste al escuchar eso y decidió hacer algo especial para sorprender a su hijo. Le propuso venir a visitarlo durante las vacaciones escolares y llevarlo a conocer a Benjamin.

Lautaro no cabía en sí mismo de felicidad cuando se enteró de la noticia. No podía esperar para ver a su papá nuevamente. La espera fue larga e interminable hasta que finalmente llegó el día tan esperado.

Cuando llegaron al hogar del padre de Lautaro, el niño se sintió un poco nervioso. No sabía cómo sería la nueva esposa de su papá y cómo se llevaría con Benjamin.

Pero todo eso desapareció cuando vio a su papá corriendo hacia él con los brazos abiertos. Lautaro lo abrazó fuerte y no quería soltarlo nunca más. Luego, llegó el momento de conocer a la nueva familia.

Lautaro estaba un poco tímido al principio, pero pronto descubrió que tenía una hermanito menor adorable y una madrastra muy cariñosa. Durante las vacaciones, Lautaro disfrutó mucho estar con su papá y su nueva familia. Jugaban juntos en el parque, iban a la heladería y veían películas en casa.

Cuando llegó el momento de regresar a casa con su mamá, Lautaro se sintió triste nuevamente.

Pero esta vez sabía que siempre tendría un lugar especial en el corazón de su papá y que siempre podrían visitarse uno al otro para compartir momentos inolvidables juntos. Aprendió que aunque las cosas pueden cambiar, siempre hay espacio para nuevas personas en nuestras vidas y que no importa cuánto tiempo pase sin vernos: el amor sigue siendo fuerte entre padres e hijos.

FIN.

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