La Voz Misteriosa y el Viaje de Juan
En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, vivía un niño llamado Juan. Era un chico curioso y aventurero, siempre inquieto por descubrir cosas nuevas. Un día, mientras exploraba el bosque detrás de su casa, escuchó una voz suave que lo llamaba.
"Juan... Juan... ven aquí..."
La voz parecía provenir de un arbusto cercano. Juan, intrigado, se acercó con cuidado.
"¿Quién eres?"
"Soy la Voz Misteriosa. Estoy aquí para mostrarte algo especial, algo que cambiará tu vida. Ven, sígueme."
Ansioso, Juan decidió seguir la voz, que lo guiaba entre árboles y flores.
Tras caminar un rato, llegaron a un claro donde había un hermoso lago. El agua brillaba como un espejo, reflejando el cielo azul.
"¡Guau! Es increíble..."
"Sí, Juan, pero este lugar guarda un secreto. Si miras en el agua y tienes la valentía de pedir un deseo, algo maravilloso sucederá. Pero recuerda, el deseo debe servir para ayudar a los demás."
Juan se quedó pensativo. ¿Qué deseo podía hacer? Decidió que quería ayudar a su amigo Tomás, que siempre se sentía solo porque no tenía muchos amigos.
"Bueno, deseo que Tomás tenga muchos amigos para que nunca se sienta solo."
La Voz Misteriosa sonrió.
"Tu deseo es puro. Ahora, vuelve a casa y espera. La magia está en camino."
Emocionado, Juan regresó a su pueblo. En los días siguientes, notó algo sorprendente: todos los chicos de su clase comenzaron a acercarse a Tomás, y pronto, él se volvió el centro de atención en el recreo.
"¡Juan! Vení a jugar con nosotros", lo llamaban.
Juan se sintió feliz por su amigo, pero no sabía que la Voz Misteriosa aún tenía más sorpresas.
Una tarde, Juan encontró un libro antiguo en el desván de su casa y, al abrirlo, encontró una nota que decía: "Quien tenga un corazón generoso nunca estará solo." Reflexionó sobre esto y se dio cuenta de que a veces las cosas bellas ocurren cuando se actúa con bondad.
Decidió organizar un juego de deportes en la escuela para que todos pudieran participar y hacer nuevos amigos, incluyendo a Tomás.
Con la ayuda de algunos maestros y compañeros, prepararon el evento.
"¡Juan! ¡Sos un genio!", le dijo su compañera Sofía.
"Lo estamos haciendo todos juntos", respondió él.
El día del juego, toda la escuela se reunió. Se rieron, jugaron y, a través de este evento, se formaron nuevas amistades. Tomás, que antes se sentía solo, estaba feliz rodeado de chicos jugando a su lado.
La Voz Misteriosa, que observaba desde un rincón del bosque, sintió que su misión estaba cumplida.
"Juan, has aprendido una valiosa lección. La verdadera amistad y la felicidad surgen cuando compartimos con los demás y somos amables. Cada acto de bondad es como una chispa que puede iluminar la vida de otro."
Juan miró hacia el lago una vez más y, en ese momento, entendió que la verdadera magia estaba en el corazón de cada uno de nosotros.
"Gracias, Voz Misteriosa. Nunca olvidaré esto."
A partir ese día, Juan siguió compartiendo y ayudando a los demás, y cada vez que veía a Tomás sonreír, sabía que había hecho una elección correcta.
Así, el pueblo se llenó de más felicidad y amistades, todo gracias a un pequeño deseo y a la Voz Misteriosa que les enseñó el poder de la bondad.
Fin.
FIN.