La voz resiliente


Había una vez un niño llamado Brandon, a quien le encantaba cantar. Desde que era muy pequeño, siempre tarareaba melodías y no podía resistirse a cantar en cualquier momento del día.

Su voz era hermosa y tenía un tono especial que llenaba de alegría a todos los que lo escuchaban. Un día, Brandon se despertó con la garganta adolorida y su voz sonaba diferente. Estaba triste porque no podía cantar como solía hacerlo.

Su mamá, preocupada por él, decidió llevarlo al médico. El doctor les explicó que Brandon había forzado mucho su voz sin descanso y eso había causado una pequeña lesión en sus cuerdas vocales.

Le dijo que necesitaba cuidar su voz para recuperarse por completo. Brandon estaba desanimado por esta noticia pero decidió seguir las recomendaciones del médico para poder volver a cantar como antes. Desde ese día, Brandon aprendió la importancia de cuidar su voz.

Aprendió que debía calentarla antes de cantar y también descansar adecuadamente después de usarla durante mucho tiempo. Además, el médico le recomendó evitar gritos excesivos o hablar demasiado fuerte para no lastimar nuevamente sus cuerdas vocales.

Brandon comenzó a seguir todas las indicaciones al pie de la letra. Cada mañana hacía ejercicios de respiración y estiramiento vocal antes de empezar a cantar. También tomaba agua tibia con miel para mantener hidratadas sus cuerdas vocales.

Poco a poco, la voz de Brandon fue mejorando y volviendo a ser tan hermosa como antes. Pero ahora sabía lo importante que era cuidarla y no forzarla demasiado. Un día, Brandon recibió una invitación para participar en un concurso de canto en su escuela.

Estaba emocionado pero también un poco nervioso. Sabía que tenía que cuidar su voz para poder dar lo mejor de sí mismo. El día del concurso llegó y Brandon subió al escenario.

Antes de empezar a cantar, cerró los ojos, respiró profundamente y recordó todas las recomendaciones del médico. Cuando abrió los ojos, la música comenzó a sonar y Brandon dejó fluir su hermosa voz. Cantó con pasión y emoción, transmitiendo todo su amor por la música.

Al terminar su presentación, el público estalló en aplausos. Todos estaban maravillados por la voz de Brandon y lo felicitaron por su increíble actuación. Brandon se sintió muy feliz y orgulloso de sí mismo.

Aprendió que cuidando su voz podía lograr grandes cosas y seguir disfrutando de lo que más le gustaba: cantar. Desde ese día, Brandon siguió practicando todos los días pero siempre recordando la importancia de cuidarse para evitar lastimar sus cuerdas vocales nuevamente.

Y así fue como Brandon se convirtió en un talentoso cantante que cautivaba a todos con su dulce voz. Pero nunca olvidaba el valioso aprendizaje sobre el cuidado de la voz que había adquirido gracias a esa pequeña lesión.

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