La Yaguareté Mágica de Misiones
En la selva de Misiones, había una yaguareté llamada Yara. Yara no era una yaguareté común; tenía un don especial: cuando se encontraba en peligro, podía transformarse en una joven humana con cabello rizado y ojos brillantes.
A Yara le encantaba explorar su hogar, sentir el aire fresco y el murmullo de las hojas, así como también jugar con sus amigos del bosque: el mono, la serpiente y el tucán.
Un día, mientras jugaban cerca del río, Yara escuchó un intenso ruido. "¿Qué es eso?"- preguntó el mono, mirando hacia el espesor de la selva. De repente, comenzaron a escuchar gritos de animales.
Yara, con su corazón latiendo rápido, se convirtió en humana para averiguar qué estaba sucediendo. En su forma humana, corrió hacia el sonido y encontró a varios animales atrapados; un grupo de cazadores había llegado a la selva.
"¡Ayuda!"- pidió el ciervo, intentando zafarse de las redes.
"No te preocupes, voy a ayudarte"- respondió Yara, ahora con su voz humana.
Yara recordó que había estado observando a los humanos durante mucho tiempo. Aprendió que había formas de hacer que comprendieran la importancia de la selva. Así que en vez de entrar en pánico, decidió usar su inteligencia.
Se acercó a los cazadores y, con la voz más firme que pudo hacer, dijo: "¡Hola! Soy una exploradora que busca saber más sobre la vida en la selva!"-
Los cazadores, sorprendidos por encontrar a una joven en medio de un lugar tan remoto, dejaron de lado sus objetos para mirarla. "¿Qué haces aquí, chica?"- preguntó uno de ellos, confundido.
"Vine a documentar la magia de la selva y sus criaturas, pero me preocupa ver tanto daño. Cada animal que atrapan es una parte de la belleza que se pierde. ¿No puede haber otra forma de disfrutar de la naturaleza sin hacerle daño?"-
Los cazadores se miraron entre sí.
"No lo habíamos pensado así. Nunca se nos ocurrió el impacto de lo que hacemos"- dijo otro, reflexionando con voz baja.
Yara aprovechó la oportunidad. "¿Y si te muestro la maravilla de nuestra selva? Hay tantos lugares hermosos que podrías explorar sin hacer daño. Podemos cuidarla juntos"-
Los cazadores, intrigados, decidieron seguirla. Poco a poco, Yara los llevó a los lugares que amaba: un claro lleno de flores brillantes, un arroyo donde nadaban los peces de colores, y un árbol gigante donde los monos jugaban.
"Miren eso. La naturaleza es asombrosa, y no hay necesidad de causarle daño. ¿Podemos ser amigos de la selva en lugar de sus enemigos?"- planteó Yara con una sonrisa.
Después de un día lleno de descubrimientos, los cazadores estuvieron de acuerdo. "Prometemos nunca más cazar aquí. Vamos a contar esta historia y enseñar a otros sobre la importancia de cuidar la selva"-.
Yara, con el corazón lleno de alegría, volvió a transformarse en yaguareté. A partir de ese día, la selva fue un lugar más seguro para todos sus habitantes. Los cazadores cumplieron su promesa y se convirtieron en defensores de la selva.
Yara continuó con su vida, siempre lista para proteger su hogar y con el don de recordar a todos que la naturaleza es un tesoro que debemos cuidar.
Así, en el mágico mundo de Misiones, la historia de la yaguareté que podía transformarse en humano se convirtió en una leyenda, inspirando a muchos a buscar maneras de vivir en armonía con la naturaleza.
FIN.