La zapatilla de Miranda y el hada Paola



En un pequeño pueblo llamado Villa Armonía vivía una niña encantadora llamada Miranda. Desde muy pequeña, Miranda había mostrado un gran talento para el canto y el baile.

Pasaba horas en su habitación practicando coreografías y afinando su voz melodiosa. Un día, mientras se dirigía a su clase de ballet en la Academia de Danza Estrella, Miranda tropezó con una piedra y perdió una de sus preciosas zapatillas de ballet.

La niña estaba desconsolada, ya que esa zapatilla era un regalo especial de su abuela. Miranda buscó por todas partes, pero no lograba encontrarla. Llorando sentada en un banco del parque, escuchó una risita detrás suyo.

Al darse vuelta, vio a un hada diminuta con alas brillantes que le sonreía tiernamente. "Hola, querida Miranda. Soy Paola, el hada de las zapatillas perdidas", dijo la pequeña criatura con voz melodiosa.

Miranda se quedó sorprendida al ver al hada y le contó lo ocurrido con su zapatilla de ballet. "No te preocupes, querida. Yo te ayudaré a encontrar tu zapatilla perdida", dijo Paola mientras agitaba su varita mágica. De repente, la zapatilla apareció flotando frente a Miranda y se deslizó delicadamente hasta sus pies.

La niña no podía creer lo que veía y abrazó emocionada a Paola. "¡Gracias, gracias! Eres maravillosa", exclamó Miranda con los ojos brillantes de alegría.

Paola le guiñó un ojo y le recordó lo importante que era cuidar sus pertenencias y valorar los regalos especiales que recibía. La niña asintió con gratitud y prometió ser más cuidadosa en el futuro. Desde ese día, Miranda practicaba aún más duro en la Academia de Danza Estrella.

Su pasión por el baile se había fortalecido gracias a la ayuda del hada Paola. Cada vez que se ponía sus zapatillas de ballet, recordaba la importancia de apreciar lo que tenía y cuidarlo como un tesoro invaluable.

Con el tiempo, Miranda se convirtió en una bailarina excepcional y cautivaba al público con su gracia y talento innato.

Siempre recordaba aquel día en el parque cuando recibió la ayuda mágica de Paola, el hada bondadosa que le devolvió la sonrisa y la felicidad. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: ¡valora tus tesoros y nunca pierdas la esperanza!

FIN.

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