La zorra solidaria
Había una vez en un hermoso bosque de Argentina, una zorra muy traviesa llamada Martina. Martina era conocida por hacer travesuras y jugarles bromas a todos los animales del lugar.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Martina se encontró con su amiga la liebre Anita. Anita siempre estaba ocupada saltando de aquí para allá y nunca tenía tiempo para jugar. "¡Hola Anita! ¿Quieres venir a jugar conmigo?" - preguntó Martina emocionada.
Anita miró a Martina y dijo: "No puedo jugar ahora, estoy muy ocupada saltando". Martina no se rindió tan fácilmente. Sabía que tenía que idear un plan para convencer a Anita de que jugara con ella.
Decidió esconderse detrás de un árbol y esperar el momento perfecto para sorprenderla. Después de unos minutos, vio a Anita acercándose al árbol donde estaba escondida.
Fue entonces cuando Martina saltó hacia adelante y gritó: "¡Bu!"Anita dio un salto asustado y luego comenzaron a reír juntas. La zorra traviesa había logrado su objetivo: hacer reír a su amiga liebre. "¡Eso estuvo genial! ¡Me hiciste reír mucho!" - exclamó Anita entre risas. Martina sonrió satisfecha pero sabía que no podía quedarse solo en eso.
Quería ayudar a sus amigos animales de alguna manera especial. Así que decidió organizar una competencia en el bosque para ver quién era el animal más rápido.
Todos los animales estaban emocionados y se prepararon para la gran carrera. Había liebres, zorros, conejos, tortugas y hasta un perezoso. Martina sabía que no podía ganar la carrera porque era una zorra traviesa y no tan rápida como los demás animales.
La competencia comenzó y todos corrieron lo más rápido que pudieron. La liebre Anita estaba en primer lugar seguida de cerca por el conejo Ramiro. Pero a mitad de camino, Anita tropezó con una rama y cayó al suelo.
Martina vio lo sucedido y sin pensarlo dos veces, dejó de correr para ayudar a su amiga. La levantó rápidamente y le ofreció su apoyo para terminar la carrera juntas. "¡Vamos Anita! ¡Tú puedes hacerlo!" - le dijo Martina animándola.
Con el ánimo renovado gracias a Martina, Anita se levantó y juntas cruzaron la línea de meta tomadas de las manos. Todos los animales del bosque aplaudieron emocionados por ese gesto tan valioso de amistad.
El resto del día fue dedicado a celebrar la amistad entre todos los animales del bosque. Compartieron risas, historias divertidas e incluso algunas travesuras inofensivas organizadas por Martina.
Desde aquel día, Martina aprendió que aunque ser traviesa puede ser divertido, también es importante estar ahí para tus amigos cuando más te necesitan. A partir de entonces, se convirtió en una zorra traviesa pero también muy solidaria con todos los habitantes del bosque argentino.
Y así es como nuestra historia termina con un mensaje claro: ser travieso está bien, pero siempre debemos recordar ser amables y solidarios con los demás.
FIN.