Laia y el telescopio mágico
Había una vez una niña llamada Laia que vivía en un pequeño pueblo junto a sus padres. Desde muy pequeña, Laia siempre había tenido grandes sueños y aspiraciones. Soñaba con ser astronauta, científica o incluso una famosa escritora.
Sin embargo, sus padres eran bastante estrictos y no compartían los mismos sueños que ella. Ellos pensaban que lo más importante era estudiar mucho y obtener buenas calificaciones en la escuela.
Siempre le decían a Laia: "Debes enfocarte en tus estudios, no pierdas el tiempo con tonterías". A pesar de las palabras de sus padres, Laia nunca dejó de perseguir sus sueños secretamente.
Cada noche, antes de dormir, cerraba los ojos e imaginaba viajando por el espacio o descubriendo nuevas especies de animales. Un día, mientras exploraba en el ático de su casa, Laia encontró un viejo telescopio guardado entre cajas polvorientas.
Sus ojos se iluminaron al instante y supo que eso era lo que necesitaba para acercarse aún más a su sueño de ser astronauta. Laia comenzó a pasar horas observando las estrellas desde su ventana todas las noches. Estudiaba libros sobre astronomía y memorizaba todos los nombres de los planetas del sistema solar.
Aunque sabía que tenía que mantenerlo en secreto para evitar la desaprobación de sus padres. Un día, mientras estaba espiando las estrellas desde su ventana como siempre hacía, un extraño rayo verde iluminó su habitación por unos segundos.
Asustada pero intrigada al mismo tiempo, Laia salió corriendo a contarle a sus padres lo que había sucedido. "¡Mamá, papá! ¡Algo increíble acaba de pasar en mi habitación!" - exclamó emocionada.
Sus padres, sorprendidos por la emoción de su hija, decidieron seguirla hasta su cuarto. Cuando llegaron allí, se quedaron boquiabiertos al ver el rayo verde desaparecer y un pequeño robot flotando en el aire frente a ellos.
El robot se presentó como Roby y les explicó que había venido desde otro planeta para buscar a alguien con una mente brillante. Resulta que Laia, sin saberlo, había sido seleccionada por los extraterrestres debido a su gran inteligencia y pasión por la ciencia.
Laia no podía creer lo que estaba escuchando. Sus sueños finalmente estaban tomando forma. Sus padres también se dieron cuenta de lo equivocados que habían estado al limitar las aspiraciones de su hija.
Desde ese día, Laia comenzó a recibir entrenamiento especializado junto con Roby para convertirse en astronauta. Sus padres la apoyaban plenamente y se sentían orgullosos de tener una hija tan talentosa e inteligente.
Después de años de arduo trabajo y dedicación, llegó el momento en que Laia finalmente tuvo la oportunidad de viajar al espacio. Abordó una nave espacial junto con otros astronautas y despegaron hacia las estrellas. La experiencia fue más hermosa y emocionante de lo que Laia jamás hubiera imaginado.
Flotar en gravedad cero, observar los planetas de cerca y ver la Tierra desde el espacio era simplemente increíble. A su regreso, Laia se convirtió en una inspiración para todos los niños de su pueblo.
Les enseñó que no importa cuán estrictos sean sus padres o cuántas dificultades encuentren en el camino, siempre deben perseguir sus sueños con pasión y determinación. Desde entonces, Laia continuó explorando el universo y haciendo importantes descubrimientos científicos.
Pero nunca olvidó su hogar ni a sus padres, quienes habían aprendido a valorar y apoyar sus sueños.
Y así, Laia demostró al mundo que no hay límites cuando se trata de perseguir nuestros sueños y que incluso las estrellas más lejanas pueden ser alcanzadas si nos atrevemos a soñar en grande.
FIN.