Laín y la Aventura en la Granja Escuela



Era un día soleado y Laín estaba muy emocionado porque era su primera visita a la granja escuela. Al llegar, lo recibió la señora Rosa, una mujer mayor con un sombrero enorme y una sonrisa amable.

"¡Hola, Laín! Bienvenido a la granja. Aquí vamos a aprender muchas cosas sobre los animales y la naturaleza, pero también habrá tiempo para jugar" - dijo la señora Rosa, señalando un gran espacio verde lleno de árboles y flores.

Laín miraba todo con asombro. De repente, notó un montón de piedras y palos apilados en una esquina. Su mente curiosa comenzó a crear mil ideas.

"Señora Rosa, ¿puedo jugar con esas piedras y palos?" - preguntó Laín, con un brillo en sus ojos.

"Claro, querido. Pero recuerda, la imaginación no tiene límites. Con esos materiales podrías construir lo que desees" - respondió la señora Rosa.

Laín se acercó a los palos y piedras y, con un poco de esfuerzo, comenzó a juntar todo. Primero, pensó en hacer una casita para los animales de la granja.

"¡Voy a hacer una casa para las gallinas!" - exclamó, mientras comenzaba a apilar los palos en forma de pared.

Poco después, unas gallinas se acercaron curiosas.

"¡Miren! Esto será su nuevo hogar" - dijo Laín mientras continuaba construyendo.

Pero de repente, una de las gallinas comenzó a picotear un palo que había usado como puerta.

"¡Ey! No te lleves mi puerta, es para ustedes!" - riñó Laín, pero las gallinas no parecían escucharlo.

En ese momento, la señora Rosa se acercó riéndo.

"Parece que las gallinas tienen una idea diferente de lo que es un hogar, Laín. Tal vez deberías pensar en otra cosa que hacer con los materiales" - sugirió.

Laín pensó por un momento. Entonces, tuvo una nueva idea.

"¡Voy a hacer un puente!" - dijo feliz. "Un puente que conecte esta esquina de la granja con el estanque. Así, los animales podrán beber agua fácilmente".

La señora Rosa asintió mientras Laín empezaba a juntar los palos de nuevo.

Con mucho esfuerzo, Laín construyó un puente improvisado. Justo cuando terminó, un pequeño pato se acercó nadando por el estanque.

"Mira, el pato podría usarlo" - dijo, viendo al pequeño animal caminar curioso por el puente.

Para su sorpresa, el pato se detuvo a un lado y dejó caer una pluma en el suelo. Laín la recogió y la miró.

"¿Las plumas también cuentan como materiales?" - preguntó con una sonrisa.

La señora Rosa se rió "Por supuesto, Laín, ¡todo lo que encuentres en la naturaleza puede ser parte de tu proyecto!"

Laín, inspirado, siguió recolectando más materiales. Comenzó a decorar su puente con flores y ramas, y hasta le añadió una pasarela con las plumas que había encontrado.

"¡Está quedando hermoso!" - exclamó la señora Rosa.

Laín se sintió orgulloso de su obra. Cada vez que un animal pasaba por su puente, su corazón se llenaba de alegría.

Pero, de repente, una tormenta comenzó a acercarse y el viento sopló ferozmente. Laín miró preocupado.

"¡Oh no! ¿Qué pasará con mi puente?"

La señora Rosa lo tranquilizó.

"No te preocupes, Laín. Vamos a reforzarlo juntos. ¡La cooperación es clave!"

Y así, con la ayuda de los otros niños de la granja, logró reforzar el puente usando más piedras y palos. La lluvia comenzó a caer, pero todos trabajaron en equipo, riendo y disfrutando del momento.

Cuando la tormenta pasó, el puente resistió. Laín lo miró con orgullo. Había aprendido no solo a construir, sino a trabajar en equipo, a ser creativo y a respetar la naturaleza.

"Gracias, señora Rosa, por enseñarme tantas cosas hoy" - dijo Laín, con una sonrisa.

"De nada, Laín. Recuerda que con un poco de imaginación y el trabajo en equipo, ¡se pueden lograr grandes cosas!" - respondió, dándole un abrazo.

Y así, Laín se fue a casa, no solo con un puente en la granja escuela, sino con un gran aprendizaje en su corazón, listo para enfrentar nuevas aventuras con creatividad y amistad.

FIN.

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