Lalo y Lola en la Ciudad Deslumbrante
Un día soleado, Lola, la mariposa de colores brillantes, y Lalo, el ratón curioso, decidieron salir a pasear por la ciudad. Lalo miró a su amiga, que revoloteaba alegremente a su alrededor.
"¡Mirá, Lola! ¡Los rascacielos parecen tocar el cielo!" admiró Lalo, observando cómo los edificios se alzaban majestuosamente.
"¡Y las luces! ¡Son como estrellas en la Tierra!" respondió Lola, con sus alas brillando a la luz del sol.
Estaban tan absortos en la belleza de la ciudad que no se dieron cuenta de que Kuli, el ave gigante, los estaba siguiendo desde el aire. Kuli era conocido por ser un cazador astuto, siempre buscando su próxima merienda.
"¡Lalo! ¡Mirá hacia arriba!" gritó Lola, señalando con una de sus alas hacia el cielo.
"¡Es Kuli! Rápido, ¡debemos escondernos!" exclamó Lalo, y ambos se lanzaron a esconderse detrás de un gran cubo de basura.
Mientras estaban ahí, Kuli sobrevoló, mirando en todas direcciones.
"No podemos quedarnos aquí todo el día, tenemos que encontrar una manera de salir de esta situación", dijo Lalo, su corazón latiendo con fuerza.
"¿Y si intentamos distraerlo?" sugirió Lola.
Y así, decidieron que Lola volaría en círculos por encima de Kuli, mientras Lalo se escabullía por el suelo.
"¡Mirá aquí arriba!" gritó Lola, volando en zigzag. Kuli, intrigado, comenzó a seguirla.
Lalo aprovechó la distracción para correr hacia un callejón cercano, donde había un montón de cajas apiladas.
"¡Por aquí! ¡Rápido, Lola!" llamó Lalo, ocultándose detrás de las cajas. Lola se unió a él justo a tiempo antes de que Kuli aterrizara.
"¡Ese ave es más astuta de lo que pensé!" jadeó Lalo, mirando a Lola.
"No perdamos la esperanza. Si trabajamos juntos, seguro podemos encontrar una manera de salir de este lío", respondió Lola con determinación.
Mientras esperaban, Lalo tuvo una idea.
"¿Y si hacemos un puente con estas cajas para llegar a la azotea de ese edificio? Desde allí, podríamos volar a un lugar seguro", sugirió Lalo, señalando un edificio alto.
Lola sonrió.
"¡Es una gran idea!" dijo, y juntos comenzaron a apilar las cajas. Después de un rato de trabajo en equipo, lograron armar una estructura bastante sólida.
Al terminar, Lalo se subió a la cima de las cajas.
"¡Voy primero!" gritó emocionado. Lola, un poco nerviosa, lo siguió volando.
Justo cuando estaban a punto de alcanzar la azotea, Kuli volvió a aparecer, furioso por haberles perdido.
"¡No puedo dejar que se escapen!" chilló Kuli, lanzándose hacia ellos.
"¡Rápido, Lola! ¡A la azotea!" Lalo apuró, trepando más rápido.
Ya en la azotea, ambos se sintieron seguros por un momento. Kuli se quedó atrapado en un lugar en el que no podía volar.
"¡Lo hicimos, Lalo!" exclamó Lola aliviada.
"Sí, ¡trabajando juntos hemos logrado escapar de Kuli!" respondió Lalo, saltando de alegría.
Desde las alturas, los dos amigos observaron la ciudad.
"Mirá qué lugar tan hermoso", dijo Lola, admirando las luces que titilaban.
"Y además, aprendimos que siempre es bueno ayudarse entre amigos", añadió Lalo, con una sonrisa.
Al final del día, mientras volvían a casa, sabían que con valentía y trabajo en equipo, no había obstáculo que no pudieran superar. Y así, Lalo y Lola se convirtieron en los mejores amigos, siempre listos para nuevas aventuras, recordando que juntos son invencibles.
FIN.