Lápiz, el héroe del pueblo



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, un lápiz llamado Lápiz. Era un lápiz muy especial porque tenía la capacidad de dibujar lo que quisiera con solo pensar en ello.

Un día, mientras estaba dibujando en su cuaderno favorito, escuchó a alguien llorando cerca de la vereda mandarina. Lápiz decidió acercarse y descubrió que era una paloma herida que no podía volar.

Sin pensarlo dos veces, Lápiz agarró su cuaderno y empezó a dibujar unas alas para la paloma. Cuando terminó el dibujo, le entregó las alas a la paloma y ella pudo volar nuevamente.

La paloma estaba tan feliz que empezó a cantarle al pueblo entero sobre el increíble poder del lápiz mágico. La gente se reunió para escucharla y comenzaron a pedirle ayuda con sus problemas más grandes.

Un niño llamado Juanito se acercó al lápiz y le dijo: "Lápiz, quiero ser capaz de correr tan rápido como una rueda". El lápiz sonrió y rápidamente dibujó unos zapatos especiales para Juanito.

Cuando los usó por primera vez, ¡corría más rápido que cualquier otro niño del pueblo! Pero pronto el pueblo se enfrentaría a un gran problema: la montaña detrás de ellos estaba a punto de derrumbarse debido a las fuertes lluvias. Todos estaban preocupados e impotentes ante esta situación.

Entonces Lápiz tuvo una idea brillante: Dibujó una enorme rueda gigante para transportar a todos los habitantes del pueblo a un lugar seguro. Todos se montaron en la rueda y comenzaron su viaje hacia un lugar más seguro. Después de muchas aventuras, finalmente llegaron a un nuevo hogar donde podían vivir felices y seguros.

Gracias al increíble poder del lápiz mágico, el pueblo había sido salvado. Desde ese día, Lápiz decidió dedicar su vida a ayudar a la gente con sus dibujos mágicos.

Y cada vez que alguien necesitaba ayuda, solo tenía que buscar al lápiz paloma vereda mandarina rueda para obtener su asistencia.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!