Lara y el Brillo Mágico
Era un día soleado y hermoso cuando Lara decidió salir a pasear por el parque. Con su gorra de colores y su mochila llena de frutas, se sentía lista para una aventura. Mientras caminaba, observando a los pájaros cantar y a las ardillas jugar, algo llamó su atención: un extraño brillo entre los árboles.
"¿Qué será eso?", se preguntó Lara, acercándose con curiosidad. Al llegar al lugar, se topó con una cajita dorada, cubierta de pequeñas estrellas brillantes que centelleaban bajo el sol.
"¡Wow! Mira qué hermosa es", exclamó mientras la sostenía con cuidado en sus manos.
Lara miró a su alrededor, asegurándose de que nadie la estuviese observando. Con un leve temblor, abrió la cajita. De repente, un destello de luz salió de su interior y ante sus ojos apareció un pequeño ser volador, una hada diminuta.
"¡Hola, Lara!", sonrió el hada, revoloteando alegremente. "Soy Brillina, la hada de los sueños. Gracias por liberar mi magia. ¡He estado atrapada aquí durante años!"
"¡Hola! No sabía que era un hada, estoy feliz de conocerte. ¿Qué puedes hacer?"
"Puedo ayudar a hacer realidad un deseo, pero debes usarlo sabiamente".
Lara pensó por un momento. Tenía muchas ideas en mente: quería que su perrito, Toby, pudiera hablar, deseaba volar como las aves y también quería que todos en su escuela fueran amigos.
"Voy a hacer un deseo muy especial", declaró finalmente. "Deseo que todos podamos ser buenos amigos, no solo en la escuela, sino en toda la ciudad. Así todos se ayudarán entre sí y nadie estará solo".
"¡Qué gran deseo, Lara!", exclamó Brillina, muy impresionada. "Eres muy generosa".
Con un chasquido de dedos, el hada hizo que un resplandor dorado envolviera el parque. De repente, grupos de niños comenzaron a acercarse, todos sonriendo y riendo.
"¡Hacía tiempo que no jugábamos juntos!", dijo uno de ellos.
"Sí, antes había un montón de malentendidos, pero a partir de hoy, ¡seremos amigos!", dijo otro.
Lara se dio cuenta de que su deseo había funcionado. Lo que había comenzado como una aventura solitaria, ahora estaba lleno de risas y juegos. Brillina sonrió al ver el cambio.
"Tu deseo ha dispersado la magia de la amistad, pero recuerda, la verdadera magia está en cada uno de nosotros. Tú puedes ser un gran amigo todos los días".
"Lo sé, Brillina. ¡Gracias!", respondió Lara mientras disfrutaba de la alegría que la rodeaba.
Pero antes de que Lara pudiera hacer otra pregunta, el hada empezó a desvanecerse lentamente.
"Volveré si alguna vez me necesitas de nuevo. Solo asegúrate de seguir sembrando amistad y bondad en tu vida". Con un último destello, Brillina desapareció, dejando a Lara y a sus nuevos amigos jugando felices en el parque.
Ese día, Lara aprendió que aunque a veces los deseos pueden parecer grandiosos, la verdadera alegría y magia provienen de ser amable y buscar la amistad en los demás. Desde entonces, decidió que cada día sería una oportunidad para hacer nuevos amigos y ayudar a quienes lo necesitaran. ¡La verdadera aventura apenas comenzaba!
FIN.