Lara y el Misterio de la Casa de la Infancia



Era una mañana brillante en París, donde Lara, una joven creativa y curiosa, disfrutaba de su vida llena de arte y color. Había pasado 19 años en la ciudad del amor, creando obras que deslumbraban a todos. Sin embargo, un día, sintió un fuerte deseo de reconectar con su infancia y decidió regresar a su antigua casa, un pequeño bungalow en un vecindario lleno de recuerdos.

Mientras Lara caminaba por las calles conocidas, sintió la nostalgia fluir por sus venas. Podía recordar cómo, de niña, pasaba horas jugando en su jardín. Al llegar a la puerta de su antigua casa, notó que todo había cambiado. La pintura de la casa había desparecido, y el jardín estaba cubierto de malezas.

"¡Hola, casa! Estoy de vuelta!" - exclamó Lara con una sonrisa, aunque sintió un leve cosquilleo de tristeza.

Decidió entrar; el interior estaba cubierto de polvo, pero cada rincón le susurraba recuerdos. Cuando se asomó a la ventana, vio a un grupo de niños jugando en la calle. Su corazón se llenó de alegría al recordar sus propios juegos.

"¡Hey!" - gritó Lara al salir. "¡Soy Lara! ¿Quieren jugar conmigo?"

Los niños se acercaron, curiosos. "¿Tú eres la famosa Lara de París?" - preguntó Tomás, un niño rubio con ojos brillantes.

"Sí, la misma. Vine a visitarte a mi antigua casa. ¿Qué jocen ahora?" - respondió ella.

"Jugamos a contar historias de fantasmas. Pero queremos escuchar las tuyas, ¡tú tienes que ser genial!" - dijo Ana.

Lara, emocionada, comenzó a contarles historias de los lugares mágicos que había conocido. Pero notó que había algo especial en el vecindario que no podía identificar. A medida que contaba, los ojos de los niños brillaban, y sus risas llenaban el aire.

Al finalizar su historia, uno de los niños, Manuel, la miró y preguntó: "¿Y tú no quieres jugar con nosotros?"

Lara recordó lo que ella misma había hecho de pequeña y decidió hacer algo diferente. "¡Vamos a crear nuestra propia historia!" - propuso.

Los niños se animaron mucho, y con unos simples objetos que encontraron en el jardín, comenzaron a dramatizar su cuento. Usaron una escoba como caballo, una manta como capa de superhéroe y una caja de cartón como castillo.

"¡Soy un valiente caballero!" - dijo Manuel, montando la escoba.

"Yo soy la princesa que necesita ser salvada... por ejemplo, de los dragones de la colina de enfrente!" - exclamó Ana con entusiasmo.

Mientras jugaban, Lara se dio cuenta de que los niños no solo disfrutaban, sino que también empezaban a ser creativos, inventando sus propias historias. Ella sintió que había encendido una chispa en ellos.

De repente, uno de los pequeños encontró una caja olvidada en el jardín de Lara. Dentro había dibujos de su infancia, garabateados en papeles sucios. "Mirá, ¡tus dibujos!" - dijo Tomás mientras los mostraba.

Lara se emocionó, nostálgica. "These were like sketches of my dreams!" - añadió.

Los niños, intrigados con las imágenes, empezaron a hacer preguntas. "¿Qué significan?" - preguntó Manuel.

"Cada dibujo es una historia que me imaginé. Abre una puerta a un mundo nuevo" - respondió Lara.

Decidieron entonces crear un mural con esos dibujos y sus propias historias, convirtiendo su juego en una obra de arte visible para todos. Las risas resonaban, el entusiasmo llenaba el aire y poco a poco, la casa de Lara cobraba vida nuevamente.

Pasó la tarde y todo el barrio se unió al proyecto. Lara se dio cuenta de que su antigua casa, aunque ahora estaba desgastada, aún tenía un espacio mágico. Después de un día entero de juegos y risas, los niños la miraron con admiración. "Gracias, Lara, por volver y traer la magia de la creatividad con vos. ¡Te extrañaremos!" - dijeron en unisono.

Lara sonrió emocionada; había encontrado un nuevo hogar, un lugar lleno de risas y creatividad en esos pequeños corazones. Cuando decidió regresar a París, la nostalgia se fue y fue reemplazada por un profundo sentido de conexión. Su infancia no se había perdido; había florecido en los niños que había inspirado.

A lo largo de los años, Lara siguió creando y recordando cuánto valía la creatividad en la vida de todos. Sabía que siempre podría volver a su antigua casa y crear nuevos recuerdos. La historia de su infancia y su magia continuaría

FIN.

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