Las 2 brujas y el jardín de los sueños



En un pequeño pueblo llamado Viernes de Luna, vivían dos brujas muy diferentes. La primera, la bruja Lila, era conocida por sus encantos alegres y su risa contagiosa. Siempre vestía de colores brillantes y su escoba era un arcoíris volador. La segunda, la bruja Griselda, era más seria y a menudo se la veía rodeada de libros antiguos y frascos con pociones misteriosas. Aunque eran amigas, muchas veces los habitantes del pueblo las miraban con recelo.

Un día, Lila decidió invitar a Griselda a su jardín, donde cultivaba flores mágicas que hacían sonreír a quien las olfateaba. "¡Ven, Griselda! Necesitamos que el pueblo nos vea juntas y sepa que somos buenas brujas!" - propuso Lila.

Griselda dudó. "No sé, Lila. Ellos nunca han entendido mis experimentos. Piensan que todo lo que hago es raro y peligroso." - contestó.

Lila sonrió. "Pero también has creado tantas cosas hermosas, como ese ungüento que ayuda a las plantas a crecer. ¡Vayamos juntas y mostremos nuestras habilidades!" - insistió.

Finalmente, Griselda aceptó y juntas prepararon una gran presentación en el jardín. Prepararon pociones aromáticas, un espectáculo de luces con sus varitas y muchas flores.

El día del evento, la plaza del pueblo se llenó de curiosos. Lila comenzó a hablar con su voz alegre. "¡Bienvenidos a nuestro festival de la magia! Hoy, las brujas no haremos trucos, sino algo que les alegrará el corazón."

Mientras Lila encantaba a todos con su alegría, Griselda tomó un pequeño frasco y, con un gesto, hizo que flotara en el aire. "¡Y también les enseñaremos algo sobre cómo cuidar el medio ambiente!" - exclamó, mostrando una planta que había crecido gracias a su ungüento especial.

La gente comenzó a aplaudir, fascinados por la magia del espectáculo. Pero, de repente, una nube oscura apareció en el cielo y empezó a llover muy fuerte. "¡Rápido, Lila! ¡Debemos proteger nuestras flores!" - gritó Griselda.

Las brujas rápidamente usaron sus varitas para crear un refugio, pero la lluvia seguía creciendo y un viento fuerte empezó a soplar. "¡No lo podremos controlar!" - dijo Griselda, asustada. "¡Tenemos que trabajar juntas!" - sugirió Lila.

"¡Es cierto! Si combinamos nuestras energías, podemos hacer algo aún más grande y mágico. ¡Confía en mí, Griselda!" - animó Lila.

Griselda asintió, y las brujas unieron sus fuerzas. Juntas, comenzaron a cantar una melodía mágica que resonó por todo el pueblo. La canción invocó colores brillantes que formaron un escudo sobre el jardín, protegiendo todo de la lluvia.

Cuando todo terminó, el sol empezó a brillar y un arcoíris apareció en el cielo. La gente aplaudió y aclamó a las brujas. "¡Son increíbles!" - gritó un niño. "¿Las brujas son malas?" - preguntó otro. "¡No, son nuestras amigas!" - respondió una mujer.

Griselda, sorprendida por la aceptación, se volvió hacia Lila. "¡Lo lograste! Nunca pensé que mostrar nuestros talentos juntos sería tan efectivo." - "¡Nunca lo hubiéramos logrado separados!" - sonrió Lila.

Desde aquel día, el pueblo no solo celebraba a Lila y Griselda, sino que también aprendió a cuidar del medio ambiente y a valorarse mutuamente. La risa y la magia de las brujas habían unido a todos y, poco a poco, la desconfianza se desvaneció. Así, las dos brujas del pueblo se convirtieron en un símbolo de unidad y amor por la naturaleza.

Y, cada viernes, el pueblo se reunía en el jardín de las brujas para celebrar su amistad y la magia de la vida, junto al mensaje de que a veces, las diferencias pueden crear cosas maravillosas cuando se unen con amor y respeto.

FIN.

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