Las 5 Panteras Reales
Había una vez, en la exuberante selva de Argentina, cinco panteras reales que vivían juntas en armonía. Se llamaban Lila, Tano, Rocco, Mía y Nia. Cada una de ellas era especial a su manera, y aunque eran muy unidas, a veces discutían entre sí.
Una tarde, mientras descansaban bajo un gran árbol, Lila, la más aventurera, dijo:
"Chicos, ¿por qué no exploramos el otro lado del río? Siempre oímos historias de un tesoro escondido en la isla que hay allí. ¡Debemos ir!"
Al principio, todas dudaron. Tano, el más cauteloso, respondió:
"No sé, Lila. Nunca hemos cruzado el río. Podría ser peligroso."
Mía, la ingeniosa, propuso:
"¿Y si hacemos una cuerda con lianas para ayudarnos a cruzar? Así podremos ir juntas y estar seguras."
Nia, la soñadora, añadió:
"Imaginen lo que podríamos descubrir. ¡Quizás sea un tesoro lleno de comida deliciosa!"
Por fin, después de mucho discutir, Rocco, el más optimista, intervino:
"Está bien, estoy con ustedes. Si todas quieren ir, hagámoslo juntas."
Así, las panteras comenzaron a recolectar lianas, y con trabajo en equipo, lograron construir una cuerda resistente para cruzar el río. Luego, unieron sus fuerzas y cruzaron con cuidado. El puente de lianas se movía un poco, pero en grupo lograron llegar a la orilla opuesta sin mayor problema.
Al llegar a la isla, se dieron cuenta de que no había un tesoro de oro o joyas. En cambio, encontraron un jardín mágico lleno de frutas jugosas y flores hermosas. Pero, de repente, un fuerte rugido resonó en el aire.
"¡Es el guardián de la isla!" gritó Lila. Entonces, de entre los árboles salió un gran jaguar con una mirada desafiante.
El jaguar se acercó y les dijo:
"¿Qué hacen aquí, intrusas? Este jardín es solo para aquellos que demuestran ser valientes y generosos."
Las panteras, asustadas, se miraron entre ellas. Rocco, siendo el más valiente, dio un paso adelante y, con voz firme, dijo:
"No venimos a causar problemas. Solo queríamos explorar y compartir el lugar con nuestros amigos."
El jaguar se sorprendió por su respuesta y continuó:
"Si lo que buscan es hacer amigos y compartir, deben pasar una prueba. Necesito que me ayuden a recoger comida para los habitantes del bosque. Si lo hacen con alegría y sin esperar nada a cambio, el jardín será suyo para disfrutar."
Sin dudarlo, las panteras se pusieron a trabajar. Recogieron frutas, ayudaron a otros animales y, sobre todo, aprendieron a colaborar. Poco a poco, el jaguar empezó a sonreír y, al terminar, les dijo:
"Ustedes realmente tienen un gran corazón. El jardín es ahora un lugar para todas ustedes. Y recuerden, la verdadera riqueza está en la amistad y en ayudar a los demás."
Finalmente, las panteras regresaron a casa, no solo con las frutas del jardín, sino también con una gran lección sobre la importancia de ser generosos y de trabajar en equipo. Desde ese día, la selva se llenó de historias sobre las cinco panteras reales que, gracias a su valor y generosidad, ganaron no solo el tesoro de la isla, sino también el respeto de todos los animales de la selva.
Y así, Lila, Tano, Rocco, Mía y Nia siguieron viviendo sus aventuras, pero siempre recordaron que lo más importante era estar unidas y ayudar a quienes lo necesitaban, demostrando que el amor y la amistad son el mejor tesoro de todos.
FIN.