Las abejitas del jardín



Había una vez una abeja llamada Mielita, que siempre soñaba con cambiar el mundo.

A diferencia de las demás abejas de la colmena, Mielita no solo se conformaba con recolectar néctar y polen, sino que quería hacer algo más para ayudar a los demás. Un día soleado, Mielita decidió salir en busca de sus compañeras para compartir su sueño.

Voló por el jardín y llegó hasta la entrada de la colmena, donde se encontraban todas las abejas ocupadas trabajando. Mielita se acercó a Florita, una abeja amiga suya desde pequeñas. "-Florita, tengo un sueño muy importante y necesito tu ayuda", le dijo emocionada. Florita dejó lo que estaba haciendo y miró a Mielita con curiosidad.

"-¿Qué es ese sueño tan especial?", preguntó intrigada. "-Sueño con transformar nuestro entorno en un lugar más hermoso y seguro para todos los seres vivos", respondió Mielita con convicción.

Las palabras de Mielita resonaron en el corazón de Florita y enseguida se sumó a su causa. Juntas salieron volando hacia otras abejas del jardín: Zumbidora, Picoteadora y Trabajadora. Una por una, cada abeja escuchaba el sueño de Mielita y decidían unirse al grupo.

Pronto eran muchas las abejas que compartían el mismo deseo: cambiar el mundo para mejor. Con entusiasmo renovado, comenzaron a planear cómo podrían lograrlo. La primera tarea fue investigar sobre las plantas y flores que más necesitaban ser polinizadas en el jardín.

Descubrieron que había muchas plantas abandonadas y tristes por la falta de atención. Mielita y sus amigas se organizaron en equipos para visitar cada una de las plantas desatendidas.

Cada abeja se encargaba de recolectar el néctar mientras otras polinizaban las flores con su delicado vuelo. Poco a poco, el jardín fue transformándose en un lugar lleno de vida y color. Las plantas comenzaron a crecer más fuertes y saludables, atrayendo a otros insectos beneficiosos para el ecosistema.

Un día, mientras Mielita trabajaba en una flor, escuchó un zumbido familiar. Era Reina, la abeja líder de la colmena. "-He oído hablar sobre tus acciones extraordinarias", dijo Reina con admiración. "-Has logrado cambiar nuestro entorno para mejor".

Mielita sonrió orgullosa pero humilde al mismo tiempo. "-No lo he hecho sola", respondió sinceramente, "-Mis amigas me han acompañado en esta misión".

Reina observó a todas las abejas trabajando juntas y comprendió que no solo habían cambiado el mundo del jardín sino también el espíritu de la colmena. A partir de ese momento, decidió apoyarlas en su noble causa. Así, Mielita y sus compañeras continuaron esparciendo armonía por todo el jardín.

Su ejemplo inspiró a otras abejas a unirse al movimiento ecológico. Con paciencia y perseverancia, lograron crear un mundo mejor para todos los seres vivos. Las plantas florecieron, los animales encontraron refugio y el jardín se convirtió en un oasis de vida.

La abeja que soñaba en cambiar el mundo había demostrado que, aunque pequeñas, las acciones colectivas pueden lograr grandes transformaciones. Mielita y sus compañeras nos enseñaron a trabajar en equipo y cuidar del entorno que nos rodea.

Y así, la historia de Mielita se convirtió en una leyenda contada por las abejas generación tras generación, recordándonos la importancia de cuidar nuestro hogar y trabajar juntos para hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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