Las Aguas de Mi Imaginación



Era un soleado día en Tucumán y Valentina, una nadadora entusiasta, se preparaba para su entrenamiento diario en la piscina. Con su gorra de nadar bien ajustada y sus lentes relucientes, se sentía lista para sumergirse, no solo en el agua, sino también en su mundo de pensamientos.

"Hoy voy a nadar tan rápido como un pez", se dijo Valentina mientras se adentraba en la piscina. Apenas sintió el agua fresca en su piel, un escalofrío de emoción la recorrió. Como siempre, cada vez que se sumergía en el agua, su mente comenzaba a volar.

Un profundo silencio la envolvió y se sumergió en sus pensamientos. "¿Por qué es tan importante nadar?", reflexionó. En ese instante se imaginó compitiendo en los juegos olímpicos, rodeada de colas de oro, plateadas y la ovación del público.

"¡Vale! Hoy voy a practicar mi estilo libre para que eso se haga realidad", exclamó, aunque no había nadie más que ella en la piscina. Salió disparada con un movimiento elegante, sintiendo cómo el agua la abrazaba.

Mientras nadaba, apareció una curiosa tortuga que nadaba cerca del borde. Estaba moviendo su pata de manera juguetona.

"Hola, tortuga. ¿Cuál es tu nombre?" - preguntó Valentina.

"Soy Tula y creo que me estoy quedando atrás", respondió la tortuga con un tono suave. "¿Cómo haces para nadar tan rápido?" -

Valentina se detuvo un momento, sonriendo.

"Es sólo práctica y un poco de confianza. Tú también puedes nadar rápido. Solo necesitas creer en ti misma" - dijo Valentina, nadando detrás de Tula para mostrarle algunos movimientos.

Tula se esforzó por seguirla, pero rápidamente se cansó y volvió a la orilla.

"No sé si podré hacerlo, Valentina. No soy tan rápida como tú" - se lamentó la tortuga.

Valentina se acercó y la miró con cariño.

"No se trata de ser la más rápida. Se trata de disfrutar el agua y sentirse bien con uno mismo. Todos tienen su propio ritmo" -

Inspirada por la conversación, Valentina se zambulló de nuevo y continuó nadando, recordando momentos de alegrías y también de desafíos. Pensó en sus amigos, en sus entrenadores, en cómo cada zancada la llevaba más cerca de sus sueños.

Luego, un pequeño delfín apareció nadando por el borde de la piscina.

"¡Hola! Soy Delfino. ¡Hacen unas piruetas impresionantes!" - dijo el delfín mientras saltaba fuera del agua.

"¿Cómo puedo hacerlo?" - preguntó Valentina, intrigada.

"¡Solo diviértete y no temas a los errores! Cada salto que das es una oportunidad para aprender" - dijo Delfino, haciendo una voltereta perfecta frente a ella.

Valentina decidió probar. Se impulsó y saltó, pero cayó en la piscina de manera desordenada. Con risas, Tula apoyó su cabeza en el borde.

"Esa fue una caída divertida, ¿verdad?" - dijo con complicidad.

"Sí! Pero lo intentaré de nuevo" - contestó Valentina, llena de espíritu. Así, mientras Valentina explotaba nuevas técnicas, sus pensamientos comenzaron a girar. Se dio cuenta de que, en cada error, había más aprendizajes y en cada práctica la acercaba un poco más a sus metas.

Al final de la práctica, cuando por fin emergió a la superficie, una gran sonrisa iluminó su rostro.

"Gracias por nadar conmigo, Tula y Delfino. Hoy aprendí que lo más importante es disfrutar lo que hacemos, sin importar los resultados" - dijo Valentina, sintiéndose feliz y satisfecha.

Tula y Delfino aplaudieron con alegría.

"Eres una gran nadadora, Valentina. ¡Nunca dejes de creer en ti misma!" - exclamó Tula.

Valentina, llena de nuevos pensamientos y risas, prometió nadar todos los días, no solo para mejorar, sino también para compartir momentos y descubrimientos con sus amigos. Porque, al final, no solo se trataba de ser la más rápida, sino de disfrutar cada instante bajo el agua, ya sea con una tortuga, un delfín, o incluso con sus propios pensamientos.

Desde ese día, cada vez que Valentina se sumergía en la piscina, no solo se metía en el agua, sino que también se sumergía en una aventura de aprendizaje. Ya sea con Tula o Delfino, cada entrenamiento era un nuevo cuento en el que ella era la protagonista y donde sus pensamientos podían nadar tan lejos como su imaginación lo permitiera.

FIN.

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