Las Aguas Mágicas de la Escuela Soñar



Era un día brillante en la Escuela Soñar, una escuela muy especial donde los niños aprendían cosas mágicas y llenas de aventuras. Cada aula tenía un tema único; la clase de naturales enseñaba a conocer las plantas que hablan, en inglés se hablaba, ¡literalmente! , con los animales, y en matemáticas, las sumas ocurrían en un mundo lleno de colores. Pero lo que hacía a la Escuela Soñar verdaderamente única era un rincón olvidado en el patio: el estanque mágico, donde el agua chisporroteaba con destellos brillantes.

Los estudiantes siempre pasaban corriendo por su lado, pero un grupo de amigos, Tina, Lucho y Emma, sentían que algo interesante ocurría allí. Un día, mientras exploraban el patio, Tina notó que el agua del estanque formaba extrañas figuras.

"¡Miren esas formas! Parecen... ¡mapas!" dijo Tina mientras apuntaba emocionada.

"Sí, hay algo raro en esto. Tengo la sensación de que el agua nos está tratando de contar algo. ¿Qué tal si investigamos?" propuso Lucho.

"¡Vamos!" exclamó Emma, siempre lista para una aventura.

Así que los tres decidieron convertirse en detectives. Comenzaron a observar el estanque todos los días. Notaron que a diferentes horas del día, las figuras cambiaban. Un día parecían rutas, otro día parecían letras. Todo tenía un significado. Un par de días después, mientras lluvía, comenzaron a escuchar sonidos suaves viniendo del agua.

"¿Alguien más escucha eso?" preguntó Emma, mirando a sus amigos con curiosidad.

"Sí, es como... una canción!" respondió Lucho.

"Tal vez el agua está intentando comunicarse con nosotros" sugirió Tina.

Con cada descubrimiento, sus ganas de desentrañar el misterio aumentaban. Decidieron usar sus habilidades de detectives, anotando cada figura y lo que podrían significar. Un día, notaron que al lado del estanque crecía una planta que nunca habían visto antes. Era de color azul brillante y tenía unas hojas que parecían moverse al ritmo de la música del agua.

"Esto es increíble, nunca había visto algo así. ¿Serán las aguas mágicas que mencionan las leyendas?" preguntó Lucho, dándole un vistazo a la planta.

"Tal vez hay que cuidarla, quizás pueda ayudarnos a entender el mensaje del estanque!" dijo Emma emocionada.

Días pasaron, y los amigos cuidaron la planta, regándola con el agua del estanque que ahora les parecía más especial que nunca. Hasta que un día sucedió algo asombroso. Cuando la planta floreció, un suave brillo iluminó el estanque y los tres, sin pensarlo, tocaron el agua.

En ese instante, se encontraron transportados a un lugar completamente diferente. Estaban en un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y colores vibrantes.

"¿Dónde estamos?" preguntó Tina con los ojos desorbitalmente grandes.

"Esto es increíble... ¡El estanque es un portal!" gritó Lucho, dando saltos de alegría.

"Creo que esta es la manera en que el agua se comunicaba con nosotros. ¡Nos ha traído aquí para ayudarlos!" dijo Emma, comprendiendo que eran parte de una nueva aventura.

Antes de que pudieran preguntar más, un grupo de pequeños dragones apareció.

"¡Hola! Necesitamos su ayuda. Un malvado hechicero ha robado el brillo del agua de nuestro hogar y solo los niños con corazones puros pueden ayudar a recuperarlo." explicó uno de los dragones con voz dulce.

Los amigos, notando que tenían el poder de ayudar, se comprometieron a hacerlo. A través de pruebas, juegos y una serie de acertijos que ponían a prueba su ingenio y su amistad, fueron enfrentando distintos obstáculos. Con cada victoria, se dieron cuenta de que lo más importante no era solo la magia del estanque, sino el trabajo en equipo, la creatividad y la amistad.

Finalmente, llegaron al castillo oscuro del hechicero. Con su ingenio y valentía, lograron derrotarlo. Y cuando recuperaron el brillo del agua, un hermoso arcoiris iluminó el cielo del bosque y el estanque de la escuela comenzó a brillar también.

Al regresar a su mundo, los tres amigos fueron recibidos por sus compañeros emocionados que habían notado la transformación del estanque.

"¿Cómo hiciste?" preguntó uno de sus amigos.

"Descubrimos que el agua tiene magia, especialmente cuando te unes a tus amigos para hacer cosas buenas. ¡Ahora le debemos a este estanque un secreto más!" contestó Tina con una sonrisa.

Desde entonces, el estanque fue conocido como el lugar de los sueños. Y los tres amigos, junto a todos sus compañeros de la Escuela Soñar, aprendieron que la verdadera magia reside en el corazón y en la amistad.

Nunca dejaron de soñar y explorar, sabiendo que siempre había algo nuevo por descubrir, ya sea en el agua mágica o en la vida misma.

FIN.

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