Las alas de Benja



Había una vez, en un lejano bosque de la Patagonia Argentina, un pequeño dinosaurio llamado Benja Leonidas. Benja era diferente a los demás dinosaurios, ya que tenía unas alas diminutas y no podía volar como sus amigos.

Un día, mientras jugaba con su amigo Triceratops, Benja se sentía triste y frustrado por no poder volar. El resto de los dinosaurios siempre se divertían explorando el cielo y él se quedaba abajo mirándolos con envidia.

- ¡Ay Triceratops! Me gustaría tanto poder volar como ustedes. ¿Crees que hay algo que pueda hacer? - preguntó Benja con tristeza. Triceratops pensó durante unos segundos y luego dijo: "¡Tal vez podrías buscar al sabio T-Rex! Dicen que tiene respuestas para todo".

Con esperanza renovada, Benja decidió emprender una aventura para encontrar al sabio T-Rex. Siguiendo las indicaciones de Triceratops, caminó durante días hasta llegar a una cueva misteriosa donde vivía el sabio T-Rex.

- ¡Oh gran T-Rex! Soy Benja Leonidas y necesito tu ayuda - exclamó el pequeño dinosaurio emocionado. El sabio T-Rex salió de la cueva con calma y miró a Benja con curiosidad.

Luego dijo: "Dime, joven dinosaurio, ¿qué es lo que te preocupa?"Benja explicó su deseo de volar y cómo se sentía excluido del resto de los dinosaurios. Esperaba ansioso alguna respuesta mágica o solución fácil. El sabio T-Rex sonrió y dijo: "Benja, no necesitas alas para volar.

Todos tenemos habilidades diferentes y únicas. Tal vez tú puedas descubrir tu propio modo de volar sin alas". Benja quedó perplejo ante estas palabras.

¿Cómo podría volar sin alas? Pero decidió confiar en el sabio T-Rex y regresó al bosque con una nueva determinación. Durante días, Benja observó a los pájaros y mariposas que revoloteaban a su alrededor. Observaba cómo jugaban con el viento y se movían con gracia por el cielo.

Un día, mientras caminaba cerca del río, vio una hoja flotando en el agua. Sin pensarlo dos veces, saltó sobre ella y comenzó a nadar rápidamente hacia la orilla opuesta. - ¡Miren todos! ¡Estoy nadando como un pez! - exclamó Benja emocionado.

Los demás dinosaurios se sorprendieron al ver a Benja disfrutar de algo que ellos no podían hacer. Pronto se unieron a él en la diversión, aprendiendo juntos sobre las diferentes formas de moverse en el mundo.

A partir de ese momento, Benja entendió que no necesitaba alas para sentirse especial y valioso. Descubrió que cada uno tenía su propia forma única de ser extraordinario. Desde entonces, Benja Leonidas se convirtió en un ejemplo para todos los dinosaurios del bosque.

Aprendieron a apreciar sus propias habilidades y celebrar las diferencias entre ellos. Y así, gracias al sabio consejo del T-Rex y su propia determinación, Benja descubrió que ser diferente era lo que lo hacía verdaderamente especial.

Y aunque no pudiera volar como los demás dinosaurios, encontró su propia manera de volar sin alas y ser feliz.

FIN.

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