Las Alas de Colorido



En un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, vivía una mariposa llamada Lila. Lila tenía alas grandes y hermosas, pero había un pequeño problema: no le gustaba el color de sus alas, que eran de un marrón brillante.

Un día, mientras volaba entre las flores, Lila se encontró con su mejor amiga, la mariquita Roxy, que tenía un llamativo caparazón rojo con puntos negros.

"¡Hola, Lila!" - saludó Roxy emocionada. "¿Por qué tan triste?"

"Hola, Roxy..." - contestó Lila con un suspiro. "Es que no me gusta el color de mis alas. Quisiera tener alas de colores brillantes como las flores".

Roxy se acercó y observó detenidamente a Lila.

"Pero, Lila, tus alas son hermosas. A veces no vemos la belleza que tenemos frente a nosotros".

Lila dudó y miró al suelo.

"Puede ser, pero nunca podré volar como las mariposas de colores" - murmuró.

Roxy, siempre optimista, tuvo una idea.

"¡Ya sé! Vamos a tener un concurso de vuelo. Así podrás mostrarle a todos lo especial que eres, sin importar el color de tus alas".

"¿Un concurso? No sé..." - dijo Lila, un poco insegura.

"Va a ser divertido. Solo tenemos que practicar juntas. ¡Vamos!" - animó Roxy.

Las dos amigas comenzaron a practicar todos los días. Volaban entre las flores, hacían piruetas en el aire y competían amistosamente para mejorar.

Un día, mientras practicaban, Roxy invitó a otros insectos del jardín para que los miraran.

"¡Chicos, vengan a ver! Lila va a participar en el concurso de vuelo" - gritó Roxy, mientras todos se reunían, emocionados por el evento.

Los insectos, que nunca habían prestado mucha atención a Lila, comenzaron a observarla volar. Lila estaba nerviosa, pero recordaba las palabras de Roxy sobre la belleza interior.

Cuando llegó el día del concurso, Lila se sintió ansiosa, pero Roxy la alentó.

"Recuerda, no se trata sólo de ganar, sino de disfrutar lo que hacemos. ¿Quién se atreve a poner en duda tu belleza?"

Lila sonrió, sintiéndose un poco más valiente.

Las mariposas, los saltamontes, y todos los insectos del jardín se alinearon para ver el concurso. Lila y Roxy tomaron su posición.

"¿Listos? ¡Que comience el concurso!" - anunció el grillo juez.

Las mariposas comenzaron a volar una tras otra, mostrando sus alas brillantes y llamativas. Pero cuando llegó el turno de Lila, ella respiró hondo y decidió dejar de lado sus inseguridades. Se lanzó al aire, y voló con todo su esfuerzo.

Hizo giros espectaculares, se deslizó entre las flores y, lo más importante, se sintió libre. A medida que volaba, los otros insectos comenzaron a aplaudir.

"¡Miren cómo vuela Lila!" - gritó Roxy.

"¡Es impresionante!" - exclamó una mariposa.

Al final del concurso, todos votaron y, para sorpresa de Lila, no ganó el primer lugar, pero sí recibió el premio a la "Más Original".

"¡Felicitaciones, Lila! ¡Lo hiciste increíble!" - le dijo Roxy, dándole un abrazo.

"Gracias, Roxy. Me sentí bien al volar. Quizás mis alas no sean brillantes, pero tienen su propia belleza" - respondió Lila.

Desde ese día, Lila comenzó a ver sus alas marrones de una forma diferente. Ya no las veía como un defecto, sino como parte de su identidad especial. Junto a Roxy, organizó más competencias, donde todos podían participar, sin importar el color de sus alas o caparazones.

Y así, el jardín se llenó de alegría, colores y, sobre todo, de aceptación.

FIN.

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