Las alas de Iñaki
Iñaki estaba muy emocionado, nunca había viajado en avión y mucho menos a otro país. Sus papás le habían prometido un viaje a la playa de México para disfrutar del sol, el mar y la arena.
La noche anterior al viaje, Iñaki no podía dormir de la emoción. Se imaginaba nadando en el mar turquesa y construyendo castillos de arena con su mamá y su papá. Finalmente llegó el día del viaje.
Iñaki se levantó temprano, empacó sus cosas favoritas y se subió al auto rumbo al aeropuerto. Al llegar allí, vio por primera vez los enormes aviones que surcaban el cielo. - ¡Mira mamá! ¡Esos aviones son gigantes! -exclamó Iñaki señalando hacia arriba.
- Así es hijo, pero no te preocupes, nosotros vamos a volar en uno más pequeño -respondió su mamá con una sonrisa tranquilizadora. Después de hacer los trámites correspondientes en el aeropuerto, finalmente llegaron a la puerta de embarque.
El corazón de Iñaki latía fuerte mientras caminaba hacia el avión junto a sus padres.
Una vez dentro del avión, Iñaki se asombró al ver las filas de asientos perfectamente ordenadas y las pantallas individuales que tenía cada pasajero para ver películas o jugar videojuegos durante el vuelo. - ¿No da miedo volar tan alto? -preguntó Iñaki nervioso mientras ajustaba su cinturón de seguridad.
- No te preocupes hijo, es normal sentir un poco de nervios pero los aviones son muy seguros -respondió su papá mientras le daba una palmada en el hombro para tranquilizarlo. El vuelo fue largo pero Iñaki se divirtió viendo películas y jugando juegos en la pantalla.
Cuando por fin llegaron a México, se encontraron con un clima cálido y soleado que les dio la bienvenida. La playa era hermosa, con palmeras que se mecían al viento y el sonido relajante del mar. Iñaki corrió hacia la orilla para sentir el agua salada en sus pies.
- ¡Esto es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida! -exclamó Iñaki mientras construía castillos de arena junto a su mamá y su papá.
Durante los días siguientes, Iñaki aprendió muchas cosas nuevas sobre México: la comida picante, las tradiciones culturales y hasta algunas palabras en español como —"hola" y —"gracias" . Pero lo más importante que aprendió durante ese viaje fue a enfrentar sus miedos.
Había superado su temor a volar en avión y había descubierto un lugar nuevo lleno de aventuras emocionantes. Al final del viaje, cuando estaban subiendo al avión de regreso a casa, Iñaki miró por última vez hacia la playa donde había tenido tantas experiencias inolvidables.
- ¿Podemos volver algún día? -preguntó Iñaki con una sonrisa llena de esperanza. - Claro que sí hijo, siempre podemos volver a explorar nuevos lugares juntos -respondió su papá mientras abrazaba a ambos padres emocionados por el gran viaje que habían compartido en familia.
Y así, Iñaki regresó a casa con un corazón lleno de aventuras y una mente llena de recuerdos felices.
FIN.