Las alas de la amistad
Había una vez en un pequeño preescolar de Buenos Aires, un niño llamado Benito. Benito era muy inteligente y amable, pero por alguna razón, sus compañeros no querían juntarse con él y se burlaban de él constantemente.
Todos los días durante el recreo, Benito se sentaba solo en un rincón del patio mientras veía cómo los demás niños jugaban y reían juntos. Aunque le dolía mucho que lo excluyeran, nunca dejó que eso afectara su espíritu.
Un día, mientras caminaba triste hacia su rincón solitario, notó a lo lejos una mariposa herida. Sin dudarlo ni un segundo, corrió hacia ella y la tomó delicadamente entre sus manos.
La mariposa parecía estar agradecida por su ayuda y comenzó a mover sus alas lentamente. Desde ese día, Benito se convirtió en el protector de las mariposas del preescolar.
Cada vez que encontraba una herida o perdida cerca del patio, la llevaba al salón para cuidarla hasta que estuviera lista para volar nuevamente. Los demás niños comenzaron a notar las acciones de Benito y se interesaron por lo que hacía. Un día decidieron acercarse a él para preguntarle sobre las mariposas.
"Benito, ¿por qué siempre te preocupas tanto por las mariposas?"- preguntó Sofía curiosa. Benito sonrió amablemente antes de responder: "Las mariposas son criaturas frágiles y hermosas. Me recuerdan cómo todos podemos superar nuestros obstáculos si alguien nos brinda amor y cuidado.
Además, creo que todos merecen una segunda oportunidad para volar alto". Los demás niños quedaron impresionados por la sabiduría de Benito y su actitud compasiva.
A partir de ese día, comenzaron a verlo con otros ojos y se dieron cuenta de todo lo que habían estado perdiendo. Decidieron unirse a Benito en su misión de proteger a las mariposas. Juntos construyeron un hermoso jardín lleno de flores coloridas que sirvió como hogar para las mariposas del preescolar.
Con el tiempo, los demás niños aprendieron mucho sobre la importancia del respeto y la amabilidad hacia los demás. Ya no se burlaban ni excluían a nadie. En cambio, se apoyaban mutuamente y celebraban sus diferencias.
Benito había logrado cambiar el ambiente del preescolar gracias a su amor por las mariposas. Todos aprendieron que cada persona tiene algo especial que ofrecer al mundo y que solo necesitan una oportunidad para mostrarlo.
Desde entonces, el preescolar se convirtió en un lugar lleno de risas, amistad y compasión. Y Benito, el niño antes solitario, encontró en sus compañeros verdaderos amigos con quienes compartir aventuras emocionantes mientras continuaba protegiendo a las mariposas.
Y así fue como una pequeña historia sobre un niño y unas mariposas cambió la vida de todos en aquel preescolar argentino para siempre.
FIN.