Las alas de la felicidad


Había una vez en un hermoso jardín, un grupo de mariposas juguetonas que siempre estaban volando de flor en flor. Entre ellas se encontraba Mariposa, la más curiosa y aventurera de todas.

Un día, mientras exploraba el jardín, Mariposa se encontró con Conejo, quien estaba sentado bajo un árbol leyendo un libro. Curiosa como siempre, Mariposa decidió acercarse y preguntarle qué estaba haciendo. "Hola Conejo, ¿qué estás leyendo?"- preguntó Mariposa con entusiasmo.

Conejo levantó la mirada y sonrió. "¡Hola Mariposa! Estoy leyendo sobre los zapatos mágicos que ayudan a cumplir deseos"- respondió emocionado. Mariposa quedó fascinada por la idea de unos zapatos mágicos y le pidió a Conejo que le contara más sobre ellos.

Conejo accedió encantado y comenzaron a hablar sobre todas las aventuras que podrían vivir si tuvieran esos zapatos especiales. "Imagínate poder volar tan alto como las nubes o visitar lugares exóticos sin cansarte"- dijo Mariposa soñadora. Conejo asintió.

"¡Y podríamos encontrar tesoros escondidos e incluso resolver problemas!"- agregó emocionado. Mariposa no podía dejar de pensar en los zapatos mágicos y decidió ir a buscar a su mamá para contarle todo lo que había descubierto.

Al encontrarla posada en una hermosa rosa roja, le contó entusiasmada sobre los zapatos mágicos y cómo cambiarían sus vidas. La mamá de Mariposa la escuchó con atención y luego sonrió.

"Mariposa, los zapatos mágicos suenan maravillosos, pero recuerda que la verdadera magia está en nuestro interior. Podemos lograr grandes cosas si creemos en nosotros mismos y trabajamos duro". Mariposa quedó pensativa y decidió seguir el consejo de su mamá.

Se dio cuenta de que no necesitaba unos zapatos especiales para ser feliz y aventurera. Lo importante era tener confianza en sí misma y aprovechar al máximo cada día. Los días pasaron y Mariposa siguió explorando el jardín con alegría, volando de flor en flor junto a sus amigas mariposas.

Aprendió a disfrutar de las pequeñas cosas, como el aroma de las flores o el canto de los pájaros. Un día, mientras volaba cerca del río, Mariposa vio algo brillante entre las piedras. Al acercarse, descubrió un par de zapatos especiales.

Sin embargo, ya no le parecieron tan importantes como antes. Recordando las palabras sabias de su mamá, decidió dejarlos allí para que alguien más pudiera encontrarlos y vivir sus propias aventuras.

Mariposa comprendió que la verdadera felicidad no se encontraba en objetos mágicos ni en lugares lejanos, sino dentro de ella misma. Cada día era una oportunidad para aprender algo nuevo y hacer sentir bien a quienes la rodeaban.

Desde aquel día, Mariposa se convirtió en una inspiración para todos los habitantes del jardín. Su alegría contagiaba a todos y enseñaba que la verdadera magia está en ser uno mismo y disfrutar de cada momento.

Y así, Mariposa vivió muchas aventuras junto a sus amigos, siempre recordando que la felicidad se encuentra en las cosas simples y en el amor que compartimos con los demás.

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