Las Alas de Mariana


Había una vez en un hermoso jardín, una niña llamada Mariana que soñaba con ser una mariposa para poder volar y explorar el mundo.

Mariana admiraba la belleza y libertad de las mariposas, y deseaba con todo su corazón convertirse en una. Un día, su mamá decidió hacerle una sorpresa a Mariana. Con mucho amor y dedicación, creó unas alas mágicas, idénticas a las de una mariposa.

Las alas estaban llenas de brillantes colores: azul cielo, rosa chicle, amarillo sol y verde esperanza. Cada detalle estaba cuidadosamente diseñado para que Mariana se sintiera como una verdadera mariposa. Al ver las alas, los ojos de Mariana se iluminaron de emoción y alegría.

No podía creer lo que veía. "¡Son tan hermosas! ¿Puedo ponérmelas ahora mismo?"- exclamó Mariana emocionada. Su mamá asintió con ternura y ayudó a Mariana a colocarse las preciosas alas. En cuanto las tuvo puestas, algo mágico sucedió.

Mariana sintió un cosquilleo en la espalda y poco a poco comenzó a elevarse del suelo. ¡Estaba volando!"¡Mira mamá, estoy volando como una verdadera mariposa!"- gritaba Mariana emocionada mientras revoloteaba por el jardín.

Mariana pasaba horas explorando el jardín con sus nuevas alas. Descubría flores multicolores, escuchaba el canto de los pájaros y sentía la brisa acariciar su rostro mientras volaba libremente. Cada día aprendía algo nuevo sobre la naturaleza que la rodeaba.

Sin embargo, un día oscuro llegó al jardín. Una fuerte tormenta se avecinaba y amenazaba con arruinar la diversión de Mariana. El viento soplaba con fuerza y las gotas de lluvia caían sin cesar sobre el jardín.

Mariana se refugió bajo una hoja grande para protegerse de la lluvia mientras sus alas brillantes se mojaban lentamente perdiendo su colorido resplandor. "¿Qué pasará ahora? Mis alas están mojadas"- pensó preocupada Mariana mientras miraba entristecida sus preciosas alas deslucidas por la lluvia.

De repente, entre las nubes grises apareció un rayo de sol que iluminó el jardín. Los rayos cálidos secaron suavemente las alas de Mariana devolviéndoles todo su esplendor y colorido original.

"¡Mis alas están como nuevas! Gracias sol por ayudarme"- dijo Mariana feliz al ver sus alas brillantes nuevamente listas para seguir volando. Desde ese día, cada vez que había tormenta en el jardín, Mariana recordaba cómo el sol había devuelto la belleza a sus alas mojadas.

Aprendió que incluso en los momentos difíciles siempre hay algo bueno que puede surgir si uno tiene esperanza y confianza en sí mismo.

Y así fue como Mariana siguió explorando el mundo con sus bellas alas de mariposa, recordando siempre la lección del sol: nunca perder la fe en los días oscuros porque después de cada tormenta sale el arcoíris llenando todo con colores nuevos y brillantes.

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