Las alas de Martina
Había una vez una niña llamada Martina, a quien le encantaban las mariposas. Todos los días, después de la escuela, iba al jardín de su casa para verlas revolotear entre las flores.
Un día, mientras caminaba por el parque, vio a un grupo de niños jugando y se acercó para presentarse. Pero cuando les dijo que su pasatiempo favorito era recolectar mariposas, todos se burlaron de ella y la rechazaron. Martina se sintió muy triste y sola.
No entendía por qué los otros niños no compartían su amor por las mariposas. Pasaron cinco años y cada vez que intentaba hacer amigos en la escuela, siempre recibía el mismo rechazo.
Un día decidió subir al quinto piso de la escuela y mirar hacia abajo desde la ventana del salón más alto. Mientras pensaba en sus problemas, sin darse cuenta se asomó demasiado cerca del borde y cayó al vacío.
Afortunadamente sobrevivió gracias a que unos árboles amortiguaron su caída. Cuando despertó en el hospital con algunas heridas menores, tuvo mucho tiempo para reflexionar sobre lo ocurrido.
Fue entonces cuando recordó algo importante: ¡Las mariposas nunca se rinden! A pesar de sus alas delicadas y frágiles cuerpos, siempre encuentran una manera de superar cualquier obstáculo que se les presente. Martina decidió tomar esto como inspiración para enfrentar sus problemas.
En lugar de rendirse ante el rechazo constante, comenzó a enfocarse en lo que amaba hacer: recolectar mariposas. Con el tiempo, empezó a conocer otras personas que compartían su amor por las mariposas y se hizo muchos amigos.
Descubrió que no tenía nada de malo tener un pasatiempo diferente al de los demás y que lo importante era ser fiel a sí misma. A partir de ese momento, Martina aprendió una valiosa lección: nunca debemos rendirnos ante la adversidad.
Siempre hay algo positivo en cada situación difícil y siempre podemos encontrar una manera de superarla si nos enfocamos en nuestras fortalezas y pasiones.
FIN.