Las alas de Sulay


Había una vez, en un hermoso bosque encantado, una pequeña mariposa llamada Sulay. Sulay era diferente a las demás mariposas, ya que tenía colores brillantes y vivos en sus alas.

Su casa estaba en un árbol alto y frondoso, donde podía disfrutar del sol y de la brisa cálida. Un día, mientras Sulay volaba por el bosque, se encontró con Oso, quien vivía en una cueva cerca del río.

Oso era muy amigable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás animales del bosque. - ¡Hola Sulay! ¿Cómo estás hoy? - saludó Oso con entusiasmo.

- Hola Oso, estoy bien pero me siento un poco triste porque no puedo volar tan rápido como las otras mariposas - respondió Sulay con tristeza en su voz. Oso se acercó a Sulay y le dijo: "No te preocupes, todos somos especiales a nuestra manera. Tú eres única y tienes algo especial que ninguna otra mariposa tiene".

Sulay sonrió tímidamente y preguntó: "¿Qué es lo especial que tengo?"Oso pensó por un momento y luego dijo: "Tienes la habilidad de alegrar el corazón de todos los animales del bosque con tus hermosos colores.

Tus alas parecen pequeños rayos de sol brillando entre los árboles". Sulay se sintió feliz al escuchar eso y decidió poner su talento al servicio de los demás animales del bosque.

Comenzó a visitar a cada uno de ellos para llevarles alegría con sus colores y su compañía. Un día, mientras Sulay volaba cerca del río, vio a un conejito triste sentado en una roca. Se acercó a él y le preguntó qué le pasaba.

- Estoy triste porque quiero tener amigos, pero todos los demás animales me tienen miedo - respondió el conejito con lágrimas en sus ojos. Sulay se sintió compasiva y le dijo: "No te preocupes, Conejito. Tú también eres especial de tu propia manera.

Eres muy rápido y ágil, puedes saltar más alto que cualquier otro animal del bosque". El conejito sonrió y decidió mostrarle al resto de los animales del bosque lo hábil que era saltando.

Pronto, todos los animales comenzaron a admirar las habilidades únicas de Conejito y empezaron a hacerse amigos de él. Sulay estaba feliz de haber ayudado al conejito a encontrar amigos y se dio cuenta de que cada uno tenía algo especial para ofrecer al mundo.

Desde ese día en adelante, Sulay continuó visitando a sus amigos en el bosque con sus colores brillantes. Cada vez que alguien se sentía triste o solo, ella aparecía para recordarles lo especiales que eran.

La moraleja de esta historia es que todos somos únicos y tenemos algo especial para ofrecer al mundo. No importa si somos diferentes o si no podemos hacer las cosas como los demás; lo importante es ser nosotros mismos y compartir nuestra luz con los demás.

Y así fue como Sulay la mariposa colorida, junto con Oso amigable y Conejito ágil, enseñaron al resto del bosque la importancia de aceptarse a uno mismo y valorar las diferencias de los demás.

Juntos, crearon un lugar lleno de amor, amistad y alegría en el que todos se sentían especiales y queridos. .

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