Las alas del amor



Había una vez en el hermoso jardín de la abuela Margarita, una pequeña abejita llamada Benito. Benito era un abejita muy especial, siempre se destacaba por su dulzura y alegría.

Un día, mientras volaba de flor en flor recolectando néctar para hacer miel, Benito vio a la abejita más hermosa que jamás había visto. Su nombre era Anita y tenía unas alas brillantes como el sol y unos ojos chispeantes como las estrellas.

Desde aquel momento, Benito no podía dejar de pensar en Anita. Cada vez que volaba cerca de ella, su corazón empezaba a latir rápidamente y sus patitas temblaban. Sabía que estaba enamorado.

Decidido a conquistar el corazón de Anita, Benito pensó en un plan especial. Sabía que a las abejas les encantaban las flores, así que decidió regalarle un ramo de tulipanes, sus flores favoritas.

Con mucho esfuerzo y dedicación, Benito recogió los tulipanes más bonitos del jardín y los colocó en un lindo ramo. Luego se acercó tímidamente a Anita y le entregó el regalo diciendo: "¡Hola Anita! He recolectado estos tulipanes especialmente para ti. ¿Podría ser tu enamorado?".

Anita quedó sorprendida por este gesto tan tierno y delicado. Miró fijamente los tulipanes y luego sonrió dulcemente a Benito. "-Gracias por este hermoso regalo", dijo Anita emocionada. "-Eres muy amable".

Aunque no respondió directamente a la pregunta de Benito, él sabía que Anita había apreciado su gesto. Se sentía feliz y lleno de esperanza. Los días pasaron y Benito continuó visitando a Anita en el jardín. Compartían momentos maravillosos volando juntos, riendo y recolectando néctar.

Benito se sentía cada vez más enamorado de Anita, pero no sabía cómo expresar sus sentimientos claramente. Un día, mientras estaban descansando en una margarita gigante, Benito decidió hablar con valentía. "-Anita, quiero decirte algo muy importante", dijo nervioso.

"-Desde el primer momento en que te vi, supe que eras especial para mí. Quiero ser tu compañero de vuelo y estar siempre a tu lado". Anita sonrió dulcemente y miró fijamente a los ojos de Benito.

"-Benito, eres un abejita muy especial para mí también", respondió ella con ternura. "-Me encantaría ser tu compañera de vuelo". Benito no podía creer lo que estaba escuchando. Estaba tan emocionado que empezó a dar vueltas en el aire mientras gritaba de alegría.

Había logrado conquistar el corazón de su amada Anita. A partir de ese día, Benito y Anita se convirtieron en inseparables compañeros en el mundo de las abejas. Juntos recolectaban néctar, construían panales y compartían aventuras por todo el jardín.

La historia de amor entre Benito y Anita nos enseña la importancia del valor, la perseverancia y la confianza en uno mismo al enfrentarse al amor verdadero.

A veces, solo necesitamos ser valientes y expresar nuestros sentimientos para encontrar la felicidad. Y así, Benito y Anita vivieron felices volando juntos por siempre.

FIN.

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