Las Amistades del Universo
En una galaxia muy lejana, existía un pequeño planeta llamado Amistadia. Era un lugar lleno de colores vibrantes, donde los árboles eran de caramelo y los ríos, de jugo de frutas. En Amistadia vivían criaturas adorables llamadas Amiguitos, quienes se caracterizaban por su gran corazón y deseo de jugar.
Un día, un grupo de Amiguitos decidió organizar una gran competencia de juegos. Todos estaban emocionados y comenzaron a prepararse. Un pequeño Amiguito llamado Fidi, que tenía miedo de no ser lo suficientemente bueno, se quedó mirando desde un rincón.
"¿Por qué no participás, Fidi?" - le preguntó Titi, una Amiguita de orejas grandes y coloridas.
"Porque tengo miedo de perder y no quiero que se rían de mí" - respondió Fidi con voz temblorosa.
Titi, notando la tristeza de su amigo, decidió ayudarlo.
"No importa si ganás o perdés, lo importante es divertirse y jugar junto a los demás" - le dijo mientras lo abrazaba.
"¿De verdad pensás eso?" - preguntó Fidi, sintiéndose un poco mejor.
"Claro que sí, la amistad es más importante que una competencia" - afirmó Titi.
Así, Fidi decidió unirse al juego. Sin embargo, al momento de competir, se dio cuenta de que uno de los participantes, un extraño ser de un planeta cercano llamado Sombrontia, era muy grande y amenazante. Su actitud hizo que otros se dieran miedo también y comenzaron a dudar de sí mismos.
"¡No puedo hacerlo!" - gritó una de las Amiguitas.
"Yo tampoco!" - asintió otro Amiguito.
Fidi, viendo que sus amigos estaban asustados, sintió que debía hacer algo.
"Chicos, no podemos dejar que el miedo nos venza. Vamos a jugar juntos y demostrar que la amistad es más fuerte" - exclamó.
Inspirados por su valentía, los Amiguitos decidieron afrontar el desafío. Se juntaron en un círculo y comenzaron a hacer un juego que habían inventado. A medida que jugaban, el miedo se fue desvaneciendo, y empezaron a reír y disfrutar del momento.
Sorprendido por la unidad de sus nuevos amigos, el extraño ser de Sombrontia se sintió atraído por su alegría y se acercó lentamente.
"Hola, yo soy Bruto. No quería asustarlos, solo pensé que debía competir de esa manera" - dijo, más tranquilo.
"Nosotros no queremos enemistarnos, queremos compartir juegos y diversión" - le respondió Titi con una sonrisa.
Bruto, sintiéndose bienvenido, decidió unirse al juego. De repente, la competencia se convirtió en una gran celebración, donde todos jugaban, reían y compartían. Fidi se dio cuenta de que enfrentarse a sus miedos le había permitido no solo disfrutar del momento, sino también hacer un nuevo amigo.
Cuando la fiesta culminó, todos los Amiguitos se reunieron. Fidi, con una sonrisa radiante, dijo:
"Gracias, amigos. Aprendí que el verdadero valor no está en ganar, sino en tener el coraje de unirse y disfrutar juntos".
"¡Y en no dejar que el miedo nos detenga!" - añadió Titi, mientras todos vitoreaban.
Desde aquel día, Amistadia no solo se llenó de risas, sino que también se convirtió en un lugar donde los miedos se enfrentaban en grupo, donde la amistad era siempre más fuerte que cualquier desafío. Y así, cada vez que un nuevo amigo llegaba, todos lo recibían con los brazos abiertos, recordando siempre la lección que habían aprendido juntos.
"¡Jugamos!" - gritaron juntos mientras se lanzaban a un nuevo desafío en el divertido planeta de la amistad.
FIN.