Las ardillas responsables


Había una vez dos ardillas llamadas Mateo y Lucas que vivían en un hermoso bosque de castaños.

Mateo era una ardilla muy responsable y siempre cumplía con sus tareas diarias, mientras que Lucas era más despreocupado y prefería jugar todo el día sin preocuparse por nada. El invierno llegó al bosque, trayendo consigo el frío intenso. Las castañas caían de los árboles y se cubrían de nieve, creando un hermoso paisaje blanco.

Pero también significaba que las ardillas tenían que prepararse para la temporada fría. Mateo comenzó a recolectar castañas en grandes cantidades para tener suficiente comida durante el invierno.

Trabajaba arduamente todos los días, subiendo a los árboles y llenando su madriguera con las ricas nueces. Por otro lado, Lucas no prestaba mucha atención a la preparación del invierno. Prefería jugar con sus amigos y disfrutar de la nieve sin preocuparse por el futuro.

Pensaba que siempre encontraría algo para comer cuando lo necesitara. Un día, mientras jugaban en la nieve, una fuerte tormenta de nieve sorprendió a las dos ardillas. El viento soplaba tan fuerte que no podían ver mucho más allá de sus narices empapadas por la nieve.

"¡Lucas! ¡Tenemos que volver a nuestra madriguera antes de que sea demasiado tarde!", gritó Mateo tratando de ser escuchado sobre el fuerte viento. Pero Lucas no le dio importancia y continuó saltando entre los copos de nieve sin ninguna preocupación.

Finalmente, lograron llegar a su madriguera, pero Mateo se dio cuenta de que no tenían suficientes castañas para sobrevivir la tormenta. La despensa estaba casi vacía. "Lucas, te advertí que recolectaras más castañas", dijo Mateo con preocupación en su voz.

Lucas se sintió culpable por no haber escuchado a su amigo y comenzó a darse cuenta de lo irresponsable que había sido. Se disculpó con Mateo y prometió ayudarlo a encontrar más comida.

Juntos, salieron al frío invierno en busca de castañas. Aunque fue difícil encontrarlas bajo la nieve espesa, no dejaron de buscar hasta llenar nuevamente la madriguera con suficiente comida para el resto del invierno.

La experiencia les enseñó una valiosa lección: ser responsables y prepararse adecuadamente para las dificultades que pudieran surgir en el futuro.

Lucas aprendió que jugar todo el tiempo sin pensar en las consecuencias puede llevar a problemas, mientras que Mateo comprendió la importancia de trabajar en equipo y ayudar a los demás. Desde entonces, las dos ardillas trabajaron juntas para recolectar alimentos, cuidarse mutuamente y disfrutar del invierno sin preocupaciones.

Y así vivieron felices y responsables durante muchos inviernos más, compartiendo sus castañas e historias bajo los árboles cubiertos de nieve del bosque encantado.

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