Las Avenidas de las Nubes
Había una vez, en un pueblito que se llamaba Nublópolis, un grupo de nubes muy aventureras. Todas las nubes tenían formas diferentes: había una nube cuadrada, una nube redonda y una nube triangular. A las nubes les encantaba contar historias y jugar entre ellas.
Un día, la nube cuadrada, llamada Cuadri, tuvo una idea brillante.
"¡Hoy vamos a jugar a contar las cosas que vemos desde el cielo!" - dijo emocionada.
Las otras nubes se juntaron alrededor de Cuadri y decidieron empezar su juego.
"¡Yo quiero ver el parque!" - exclamó la nube redonda, llamada Redonda.
"¡Yo quiero contar los árboles!" - dijo la nube triangular, llamada Triangulito.
Las nubes volaron hacia el parque y comenzaron a contar los árboles.
"Uno, dos, tres, cuatro... ¡hay cuatro árboles!" - gritó Redonda, feliz.
"¡Pero espera! - interrumpió Triangulito - ¿y si sumamos esos cuatro árboles con las flores que hay en el parque? Yo veo once flores. ¡Vamos a sumar!"
"¡Buenísimo!" - respondió Cuadri.
Juntas, se pusieron a contar:
"Uno, dos, tres, cuatro..."
"Cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once. ¡Once flores!"
"Ahora sumemos: cuatro árboles más once flores..." - dijo Cuadri.
"Eso es... ¡quince cosas en total!" - gritaron las nubes al unísono.
Emocionadas por su descubrimiento, decidieron que era hora de un nuevo destino.
"¿A dónde vamos ahora?" - preguntó Triangulito.
"A la plaza! Allí debe haber más cosas para contar!" - sugirió Redonda.
Cuando llegaron a la plaza, miraron todo lo que había.
"¡Veo cinco bancos y tres fuentes!" - dijo Cuadri.
"¡Vamos a contar!" - dijo Triangulito.
"Cinco más tres... ¡tendremos que hacer una cuenta!" - pensó Redonda.
Las nubes se pusieron a contar:
"Uno, dos, tres, cuatro, cinco..."
"Seis, siete, ocho! ¡Ocho lugares en total!"
"¡Eso fue divertido!" - exclamó Cuadri.
"¡Sí! ¡Y hemos aprendido a sumar!" - respondió Triangulito.
Al final del día, las nubes se sintieron muy alegres. Habían contado muchas cosas diferentes y se habían divertido mucho.
"¡Mañana deberíamos buscar formas!" - sugirió Redonda.
"Sí, porque hoy contamos cosas, pero la próxima vez, ¡contaremos formas!" - dijo Cuadri emocionada.
"¡Yo quiero encontrar círculos, triángulos y cuadrados!" - añadió Triangulito.
Y así, todos los días, enseñaron a los niños de Nublópolis a contar, sumar y reconocer formas.
Desde ese día, todo el pueblo se volvió un poco más matemático y divertido, gracias a las nubes aventureras que amaban aprender.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.