Las Aventura de Celeste y Maye en el Reino de los Libros



Había una vez una princesa llamada Celeste que vivía en un hermoso castillo, rodeada de flores y árboles altos. Pero lo que más le gustaba hacer a Celeste era leer. Siempre estaba acompañada por su mejor amiga, Maye, quien también adoraba los libros.

Un día, mientras estaban en la biblioteca del castillo, Celeste encontró un libro antiguo que brillaba con un extraño resplandor. "¡Mirá esto, Maye!"- exclamó emocionada. "¿Qué será?"- dijo Maye, acercándose con curiosidad. Ambas abrieron el libro juntas y, de repente, una luz deslumbrante las envolvió.

Cuando la luz se desvaneció, se dieron cuenta de que no estaban en el castillo, sino en un bosque mágico lleno de criaturas fantásticas. "¿Dónde estamos?"- preguntó Maye, mirando a su alrededor. "No lo sé, pero es hermoso"- respondió Celeste.

Mientras caminaban, encontraron un grupo de unicornios paceando por el campo.

"¡Hola, unicornios!"- saludó Celeste.

"¡Saludos, princesas!"- respondió uno de los unicornios, que se llamaba Estrella. "Estábamos esperando a alguien como ustedes. Necesitamos su ayuda."

"¿Cómo podemos ayudar?"- preguntó Maye intrigada.

Estrella les explicó que el Reino de los Libros estaba en peligro porque un dragón llamado Ignis había robado el libro de cuentos mágicos que mantenía la paz y la alegría en el reino. Sin él, las historias se estaban desvaneciendo, y los personajes de los cuentos estaban perdiendo su magia.

"No se puede dejar que Ignis continúe con esto"- dijo Celeste decidida. "¡Vamos a recuperar el libro!"-

Entonces, Estrella les dio un mapa para encontrar la cueva de Ignis. "Tendrán que demostrar valor y astucia"- les advirtió.

Las chicas siguieron el mapa, y a medida que avanzaban, encontraron diferentes desafíos. Primero se encontraron con un río que debían cruzar. "¿Cómo lo hacemos, Celeste?"- preguntó Maye nerviosa. "Podemos usar estos troncos flotantes para atravesar"- sugirió Celeste. Con trabajo en equipo, lograron cruzar el río.

Luego, se encontraron con un laberinto oscuro lleno de espejos. "¡No te asustes, Maye! Solo tenemos que recordar el camino"- dijo Celeste. Después de varios intentos, descubrieron que podían orientarse siguiendo sus reflejos y encontraron la salida.

Finalmente, llegaron a la cueva de Ignis, que era más grande de lo que pensaban. El dragón estaba dormido sobre un montón de libros. "Ahora o nunca"- murmuró Celeste. Decidieron acercarse con cuidado y, de repente, un libro se le cayó a Celeste.

Ignis despertó de golpe y miró a las chicas con sorpresa. "¿Quiénes son ustedes y qué hacen en mi cueva?"- gruñó. "¡Venimos a pedirte que devuelvas el libro de cuentos mágicos!"- exclamó Maye con valentía.

"¿Por qué debería?"- preguntó Ignis, frunciendo el ceño.

Celeste recordó muchas historias que había leído. "Las historias nos enseñan, nos inspiran e incluso nos dan esperanza. Tú, Ignis, también deberías leerlas."-

"¡Pero no tengo tiempo para leer!"- replicó el dragón con un tono de desdén.

"Tal vez deberías tomarte un tiempo para descubrir la magia de las palabras"- sugirió Maye.

Intrigado por la valentía de las chicas, Ignis decidió escuchar.

"Está bien, muéstrenme un cuento"- dijo. Celeste y Maye abrieron el libro que todavía tenía en la mano y comenzaron a leer. Mientras lo hacían, Ignis se fue tranquilizando y su expresión se volvió suave.

"¡Esto es asombroso!"- exclamó.

Después de terminar la historia, el dragón comprendió el poder de los cuentos. "Lo siento, no me di cuenta de lo importante que era la magia de las historias"- admitió. "Aquí tienes el libro, puede que haya algo en él que me inspire para ser mejor"- agregó mientras lo devolvía a las chicas.

Celeste y Maye estaban emocionadas. "¡Lo logramos!"- gritaron al unísono. Geradora de grandes historias ahora podía regresar a su reino.

Y así, las dos amigas se despidieron de Ignis, sabiendo que habían cambiado su corazón gracias al poder de los libros. Regresaron a su castillo a través del mismo libro donde todo comenzó. Desde entonces, todos los días después de la cena, Celeste y Maye se reunieron en la biblioteca a leer juntos, asegurándose de que la magia de las historias nunca se desvaneciera nuevamente.

FIN.

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