Las Aventura de Iker y sus Amigos Animales
Iker era un niño de siete años que vivía en una pequeña casa al borde del parque. Desde que era muy chico, había desarrollado una fascinación especial por los animales. Todos los días, al salir del colegio, corría al parque con una gran sonrisa en su rostro, deseando observar a los pájaros, perros, ardillas y hasta las mariposas que volaban alegremente por el aire.
Un día, al llegar al parque, Iker notó que algo era diferente. Los pájaros cantaban más fuerte, las ardillas parecían tener prisa y el viento soplaba de manera curiosa. Mientras caminaba, escuchó un suave susurro que venía de detrás de un arbusto. Se acercó sigilosamente y vio a un pequeño conejo atrapado entre las ramas.
"¡Ayuda!" - gritó el conejo con voz temblorosa.
Iker, con su corazón latiendo rápidamente, se acercó un poco más.
"No te preocupes, pequeño. ¡Te sacaré de ahí!" - le respondió Iker, decidido.
Con mucho cuidado, Iker empezó a liberar al conejo de las ramas. Cuando finalmente lo soltó, el conejo lo miró con ojos brillantes.
"¡Gracias, buen amigo! Me llamo Copito. ¿Quieres jugar conmigo?" - preguntó Copito, emocionado.
Iker no podía creerlo. Nunca había hablado con un animal antes.
"¡Claro! ¿Qué te gustaría hacer?" - dijo Iker, sintiéndose feliz.
De pronto, todos los animales del parque empezaron a reunirse alrededor de ellos. Un perrito llamado Rocco, una ardilla llamada Tico y una mariposa llamada Lila. La magia del momento hizo que Iker se sintiera en un mundo de fantasía.
"Podemos jugar a las escondidas en el bosque cercano!" - sugirió Rocco, moviendo su cola con emoción.
"¡Sí! Pero yo seré el que cuenta primero!" - dijo Iker, contagiado por la alegría de sus nuevos amigos.
Comenzaron el juego, riendo y corriendo por el bosque. Iker contaba hasta diez mientras los demás se escondían. Después de un rato, se escuchó un grito.
"¡Ayuda!" - dijo Tico, que había quedado atrapado en un árbol.
Iker y sus amigos corrieron hacia el árbol donde Tico estaba.
"No te preocupes, Tico. Vamos a ayudarte!" - dijo Iker. Copito y Rocco intentaron empujar el árbol, mientras Lila volaba alrededor, gritando palabras de aliento.
Después de varios intentos fallidos, Iker tuvo una idea.
"¡Esperen! Si todos trabajamos juntos, seguro podremos sacar a Tico enchufando fuerza!" - sugirió.
Cada uno hizo su parte: Iker y Rocco empujaron desde abajo, mientras Copito escalaba por el tronco hacia Tico y Lila volaba haciendo ruido para distraer a los otros animales.
Finalmente, tras un esfuerzo conjunto, Tico pudo saltar al suelo y todos celebraron.
"¡Logramos rescatarte! Gracias por creer en nosotros, Tico!" - dijo Iker, riendo.
Más tarde, ya cansados de tanto jugar, los cuatro amigos se sentaron bajo un árbol a descansar.
"Iker, ¡hoy fue un día increíble!" - dijo Lila.
"Sí, me di cuenta de que cuando unimos nuestras fuerzas, podemos lograr cualquier cosa. ¡Y es mucho más divertido jugar entre amigos!" - respondió Iker con una gran sonrisa.
Desde aquel día, Iker y sus amigos siguieron explorando el parque, creando nuevas aventuras. Todos los días, se aseguraban de cuidar y proteger el lugar que les ofrecía tanta diversión. Aprendieron que, además de jugar, era importante conservar la naturaleza y ayudar a otros animales en apuros.
Así, Iker, Copito, Rocco, Tico y Lila pasaban cada tarde juntos, en un mundo de amistad, aventuras y diversión, recordando siempre que el compañerismo y el amor por los animales los unían más que nunca.
FIN.